San Lucas 5, 27-32
El Evangelio de hoy nos relata el llamado y la conversión
del apóstol San Mateo. Recordamos Mateo es aquel que estaba sentado a la mesa
del cobrador de impuestos y lo que
escucho de Jesús que paso a su lado transformó su vida:” Sígueme le dijo Jesús”
y él dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Jesús invita a su seguimiento a un hombre doblemente
despreciable por su oficio de recaudador y por ser colaboracionista con el
odiado ocupante romano , pero nada se interpone ante el amor del Señor , nada
puede apartarnos de su amor .El amor con el cual él es capaz de elegir del
mundo del pecado , a cuantos se dejan interpelar por él, así lo hizo Mateo:
Deja todo, se levanta y lo sigue.
En estas tres acciones, en este dejarlo todo, levantarse y
seguir a Jesús se muestra que Mateo resucita a una vida nueva, a partir de su
encuentro con Jesús, comienza a seguir a Jesús por los caminos de la misión.
Que bueno sería para mi y para cada uno de nosotros ponernos
hoy en el pellejo de Mateo, que no dejemos pasar de largo a Jesús, que nos dice
que nos levantemos de todo lo que nos ata y que lo sigamos por el camino del
amor, de todo eso que nos ata y que no nos deja amar de verdad, eso que no nos
deja ser felices de corazón, eso que no deja que nuestro corazón se sienta
lleno, repleto del amor de Dios y del amor de los hermanos. Por eso Jesús hoy
nos mira con amor y misericordia, como miró a Mateo y nos tenemos que sentir un poco como él, para
poder vivir la fiesta del perdón.
Nuevamente en esta cuaresma Jesús como lo hizo con Mateo,
pasa al lado nuestro y nos invita a vivir con él la aventura de amar hasta el
extremo, démosle gracias al Señor porque nos mira así con amor, con
misericordia.