San Lucas 9, 22-25
Comenzamos el camino de Gracia de la cuaresma, tiempo de
entrenamiento interior, tiempo de purificación, de ponerse en estado, de volver
a renovar el Amor Misericordioso de Dios en nuestros corazones y que nuestro
Amor a Él y a nuestros hermanos, se vuelva vivo, operante y verdadero.
La Palabra en este día nos pone el marco, la meta y el
camino, el Don y la tarea. Jesús, el Señor, entrega la vida por vos y por mi y
nosotros que nos hemos encontrado con Él, estamos llamados a renunciar a
nosotros mismos, cargar con la cruz cada día, y seguirlo.
Decidir seguir a Jesús es un don, porque Él es quien nos
llamó, nos invitó y entregó su vida, para darnos Vida, es por eso también una
tarea, porque queriendo ser parecidos a Él, lo seguimos renunciando a nosotros
mismos, para que Él sea en nosotros Vida, en lo cotidiano de la vida, cargando
junto con Él las cruces diarias, muchas veces o en muchos casos muy pesadas, y
abriéndonos a los hermanos.
Qué bueno que el Señor nos regale este tiempo, de escucha de
su Palabra, que nos renueva en el discipulado, de volver al amor del comienzo,
de dejar en su corazón misericordioso, todo aquello que entristece su corazón
Recuerde, la oración te ayuda a reencontrarte con quién eres
verdaderamente, a renovar la certeza del amor fiel y misericordioso de Dios,
las privaciones voluntarias a poner en estado el corazón y a poner la mirada en
lo que realmente es importante y la caridad que te abre el corazón a los
hermanos y te renueva en la entrega generosa, que te hace pleno, feliz, dador
de vida también.
Que el Señor en este tiempo de gracia, te renueve el corazón
de tal modo, que puedas salir al
encuentro de Quién entrega la vida por amor a ti.