Páginas

1 de febrero

 

San Marcos 5, 21-43

El evangelio nos muestra lo que es la confianza, la seguridad en Dios, que todos estamos llamados a tener a través de esta mujer que decía: “Con solo tocar su manto, quedaré curada”. Decimos que vivimos una época de inseguridad, y no solo lo decimos, también lo vivimos y lo experimentamos por todos lados, aparece siempre la inseguridad, como el gran tema.

Esta mujer, tenía seguridad, seguridad porque sabía que iba a salir algo especial, como de hecho así sucedió, la fe es algo maravilloso.  La historia de la encarnación se abre siempre con estas palabras: “No temas, no temas María” y a San José también le va a decir el ángel:” José, hijo de David, no temas” a los pastores, lo vivíamos en navidad, como cada año, les repetirá de nuevo el ángel: ”No tengan miedo”.

Este comienzo de la entrada de Dios en el mundo marca un estilo propio de la presencia de Jesús entre los hombres. Dios nunca llega tarde para atender a sus hijos, lo vemos en el camino, en la vida de Jesús en el texto que hoy toca de San Marcos, aun en los casos que parecen más extremos, Dios llega siempre, aunque sea de modo misterioso, y oculto, en el momento oportuno de nuestra vida. Los pasajes de la resurrección de Lázaro, de la hija de Jairo, este pasaje de hoy, deben animarnos a todos a tener en Dios una confianza inquebrantable, a andar sin miedos, si con prudencia, pero andar sin miedos por la vida.

 Tenemos tantos momentos en la vida cristiana, en lo que nos hemos encontrados en situaciones extremas, y que bueno escuchar las mismas palabras que Jesús le dice a Jairo en una situación en la que parece que todo está perdido, cuando le comunican la muerte de su hija:” No temas, solo ten Fe” y esto se lo repite a todo cristiano cuando acudimos a Él con confianza: “No temas, ten solo Fe” 

La plena confianza en Dios, con los medios humanos que sean necesarios poner en cada situación, nos dan a todos, una singular fortaleza y una especial serenidad, ante tantos acontecimientos y dificultades en las que nos sentimos inseguros y con miedo. Que el Señor siempre fortalezca nuestra mirada interior, para que aún en los momentos más limites podamos poner nuestra confianza en el Señor.