San Marcos 8, 27-33
Quiero compartir dos pensamientos contigo en este día, sobre
este evangelio. En primer lugar, es la importancia de la figura de Pedro entre
los discípulos. Ante esta pregunta que Jesús les hace "¿quién dice la
gente que soy yo?" ellos le dicen
lo que "en la calle se dice"; dicen que es Juan el Bautista, otros
Elías, otros alguno de los profetas.
Cuando Jesús les
dirige la pregunta a ellos, ahí todos se quedan mudos. El único inspirado por
Dios, según dice el evangelio "no te lo ha revelado ni la carne ni la
sangre, sino el Padre que está en el cielo" es Pedro. Pedro que es piedra,
sobre la cual Jesús edifica su iglesia. Y esto nos hace pensar en la importancia que
tiene el papa sobre la iglesia.
Y el segundo pensamiento que te invito a mirar, es lo que
Jesús dice con respecto a su futuro. El profetiza y dice que debe sufrir, ser
rechazado, condenado a muerte y resucitar en el tercer día. Y dice el
evangelista Marcos que "les hablaba de esto con total claridad". Que
bueno porque Jesús nunca se ilusionó con que su misión iba a ser todo fácil, Él
nos enseña que el camino que lleva a la vida es un camino estrecho, que pocos
transitan en él, pero Él es el que lo va transitando y que va abriendo el
camino…
Él nos abre el camino yendo al Calvario con decisión, con
plena libertad porque a Él nadie le quitó la libertad, "yo a mi vida la
doy libremente, nadie me la quita". Y también nos enseña que este es
nuestro camino, si deseas te invito a que retomes las bienaventuranzas el
capítulo 5 de Mateo… al final de todo dice "bienaventurados ustedes cuando
los insulten, los proscriban, los maltraten de cualquier forma a causa de mi
nombre. Alégrense y regocíjense". Alegrarse profundamente cuando somos
maltratados a causa de Jesús, porque somos cristianos y queremos vivir de otra
manera, porque entonces nuestro corazón estará más profundamente arraigado en
Cristo y ya nadie nos moverá de esta roca preciosa que es la presencia del
Señor.