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16 de febrero

 

San Marcos 8, 22-26

Como muchas veces necesitamos que Jesús nos tome de la mano y nos lleve hacia afuera de los disturbios para devolvernos la paz, para volver en sí, como muchas veces necesitamos de ese retiro para volver a respirar, serenarnos interiormente, como muchas veces necesitamos que Jesús nos saque afuera y toque nuestros ojos para que podamos ver con claridad.

Y Jesús no tiene problemas en ir en nuestra búsqueda, tomarnos de su mano, sacarnos de las distracciones e imponernos las manos para que podamos ver claramente. Y el Evangelio nos cuenta que Jesús toco con sus manos dos veces hasta que pudo ver bien. Lo mismo hará con nosotros una y otra vez hasta que su gracia llegue hasta nosotros.

Jesús tomo al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo ¿de qué disturbio o problema necesitamos que Jesús nos lleve hacia afuera? ¿Qué preocupación tengo que me tiene ciego y no me deja ver? Como sería tan grande el disturbio que tenia el ciego que necesito de otros para que rogaran por él y así Jesús realizara el milagro.

Y Jesús puso sus manos en sus ojos para que pudiera ver. ¿De qué ceguera queremos Jesús nos cure?

Los invito a que en algún momento del día se retiren a un lugar lejos de los disturbios, nos serenemos y recemos. Pensemos en Jesús que nos toma de la mano y nos lleva hacia afuera de todo. Cerremos nuestros ojos un momento y pongamos nuestras manos. Y dejemos que su gracia y bendición actué sobre nosotros.

Te pedimos Jesús en este día que toques con tus salivamos y manos nuestros ojos para que podamos ver con claridad, solo quien se confía a ti, solo quien esta contigo puede ver con claridad. Ti pido esta gracia para mi y para todos los que necesitan de ti. Amen.