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7 de febrero

 


San Marcos 6, 53-56

En este evangelio vemos cómo la gente enseguida reconoció a Jesús, Claro, Jesús en medio de la gente se distinguía, sobre todo por lo que hacía: "Por los frutos los reconocerán" como dirá el mismo Jesús. Y por donde Él pasaba, aunque la gente le tocara el manto quedaba curada: enfermos, paralíticos, ciegos… con solo tocarle, quedaban curados.

Fijémonos que importante es en este tiempo, que nosotros sepamos reconocer la presencia de Jesús, porque Jesús continúa caminando en medio nuestro. El evangelio termina diciendo, no el de hoy sino todo el evangelio, "Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo". Esta palabra de Jesús nos anima porque sabemos que no caminamos solos, sino que estamos caminando realmente con Jesús en medio nuestro.

¡Qué importante y vital para nosotros reconocerlo! Te presento 3 ámbitos donde podemos verlo presente:

En este tiempo de verano, muchas comunidades hacen misiones, y todos los que han ido a misiones pueden corroborar que ese es un espacio donde a Jesús lo reconocemos vivo y presente. No solamente por lo que Dios hace entre la gente a la cual vamos a misionar, sino particularmente en aquellos que van como misioneros, porque los misioneros son los primeros misionados. Aca tenemos un primer espacio; en las misiones.

Otro ámbito es la Comunidad; en aquellos vínculos fraternos que se van creando en el grupo, en la iglesia, en la capilla, en alguna comunidad religiosa, en movimientos, en esos vínculos fraternos "allí en donde están 2 o 3 reunidos en nombre de Jesús" ahí Jesús se hace presente.

Otro lugar fundamental donde se nos revela Jesús es en la fracción del pan, en la Eucaristía, allí es donde Jesús de un modo como ningún otro se hace presente. En Emaús, los discípulos lo reconocen  cuando Jesús parte el pan  "¿acaso no ardía nuestro corazón cuando veníamos caminando?" y en ese momento es cuando se les abren los ojos. ¡Que precioso que nosotros podamos ir haciendo experiencia de esta presencia de Jesús en la misa, y no simplemente una vez o esporádicamente, sino con esta costumbre preciosa que nos va sanando, de participar frecuentemente de la misa… los domingos por supuesto, pero también durante la semana porque allí vamos a reconocerlo a Él presente!