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5 de noviembre

San Lucas 16,9-15

En el evangelio que acabamos de escuchar tres sentencias o dichos de Jesús ilustran la parábola del administrador astuto (16, 1-8).

Jesús, en el primer dicho (Lc 16,9), exhorta a utilizar los propios bienes haciendo el bien a los demás (18, 22). De esta manera se consiguen “amigos” (como en la parábola del administrador astuto), pero no para que esos amigos retribuyan el favor que se les hizo, probablemente en tiempos de necesidad, sino para que Dios sea el hospedero y sea Él quien lo reciba en su casa y le otorgue la vida eterna.

El segundo dicho de Jesús (16, 10-12) enseña que nadie es dueño absoluto de las riquezas materiales. Los bienes de este mundo se tienen en “administración”, y a los que sean fieles en la administración de estos bienes en favor de los hijos de Dios, el Señor les otorgará los bienes verdaderos, los que corresponden a la vida eterna (12, 31-32).

En el tercer dicho (16,13), Jesús llama la atención sobre el peligro de considerar los bienes materiales como si fueran “un dios”. Solo al Dios de Jesucristo hay que amar por sobre todas las cosas, incluyendo los bienes (Dt 6, 4-5). El que ama al dinero más que a Dios, termina haciendo toda clase de males para acumular mayor riqueza. El poder de la codicia es arrollador.

Finalmente en 16, 15, Jesús se refiere a la hipocresía de los que aparentan ser personas justas, buscando contar siempre con la aprobación de los demás. La gente podrá aprobarlos y aplaudirlos, pero Dios no juzga por las apariencias (1 Sm 16,7) ni tampoco lo hace su Hijo Jesús (Lc 20,21).

Cuánta actualidad y conversión reclaman estas imágenes del Evangelio. Dejemos que el Señor nos anime a adentrarnos en un corazón sincero de cara a su Palabra.

 

 

 

 

 

 

4 de noviembre

4 de noviembre

San Lucas 6, 1-8.

San Carlos cuyo nombre significa "hombre prudente" ha sido uno de los santos extraordinariamente activos a favor de la Iglesia y del pueblo que sobresale admirablemente. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella frase de Jesús: "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará", murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder. 

Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos como secretario de Estado. Más tarde, renunció a sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor de salvar almas.

San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y 40,000 alumnos

Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de 1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe.

 

3 de noviembre

San Lucas 15,1-10

A veces tengo la sensación de que frente a este fragmento del Evangelio solemos ponernos en el lugar de las noventa y nueve ovejas que se quedan con Jesús. Y sentimos que Jesús va a buscar a aquellos que están lejos, que se perdieron, que se han ido.

Pero creo que en realidad esta es una Palabra muy vocacional. El Evangelio de hoy nos cuenta nuestra historia. Nos dice quiénes somos. Nos narra nuestro origen.

Si uno hace memoria de su vida, hay un punto de inflexión, un punto crucial en el que nos hemos sentido buscados, encontrados y cargados por Jesús, Buen Pastor.

El Evangelio nos hace pensar más bien en nosotros que en lo demás que supuestamente están perdidos. Somos nosotros lo que Jesús salió a buscar y encontró. Porque todos nosotros estuvimos extraviados. Todos estuvimos perdidos. Todos alguna vez recorrimos caminos de muerte.

Por eso hoy volvemos a reivindicar una y otra vez que la oveja perdida somos cada uno de nosotros. Porque somos rescatados por Jesús. Porque somos liberados por el poder de su Pascua. Porque somos sanados por la fuerza de su nueva vida.

Sentirse “oveja perdida” es entirse una y otra vez que somos salvados por Jesús. Es afirmar con contundencia que no se salva cada uno por las suyas, sino que somos salvados por Jesús que nos reintegra al rebaño y nos salva de manera colectiva, en comunidad, en Iglesia.

Te invito a tomarte en este día un tiempo personal para pensarte “oveja perdida” y hacer memoria agradecida de ese momento, de ese proceso, de ese acontecimiento, donde sentiste que Jesús dejaba las otras noventa y nueve para ir a buscarte a ti  con predilección.

Y dale gracias.

Y súmate a la utopía del Reino y salir con Jesús, para -con él- salir a buscar alguna otra oveja extraviada.

    

2 de noviembre

San Juan 14, 1-6

Acostumbrados como estamos a que los Medios de Comunicación nos sirvan casi siempre malas noticias, Jesús de Nazaret, por el contrario, es el gran anunciador de buenas noticias. Todo su mensaje es evangelio, es decir, buena noticia.

En este día de la conmemoración de todos los difuntos, una de las buenas noticias que nos da es que hemos sido creados para la vida y no para la muerte. Ahondado en nuestro interior podemos descubrir en él este fuerte anhelo de vida.

Hay un primer dato, que bien podemos calificar de universal. El deseo de felicidad, de una vida plenamente feliz, recorre el corazón de todo hombre. No hace falta profundizar mucho en nuestra alma para encontrar en ella este deseo.

 Nos gustaría vivir siempre, pero no de cualquier manera, no como vivimos ahora donde la luz y las tinieblas se mezclan, donde la alegría y los dolores están entrelazados. Nos gustaría vivir disfrutando continuamente de la plena felicidad, donde todo lo negativo, eso que ahora nos hace sufrir, desapareciera para siempre. Nos gustaría vivir así, no 20, 30, 100 años, sino durante toda una eternidad.

Nos podemos preguntar si este deseo universal de inmortalidad no será como otros tantos deseos nuestros que nunca se cumplen. Y es aquí cuando la persona de Jesús, nuestro Maestro y Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, viene en nuestra ayuda y disipa nuestras dudas y tinieblas.

Jesús sale a nuestro encuentro en el evangelio de hoy y nos da una buena y estupenda noticia: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá: y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.

Jesús nos asegura que nuestro destino no es la muerte, la nada, el cementerio, el crematorio… Nuestro destino es la vida en plenitud, la felicidad total. Dios nos ha creado no para la muerte sino para la vida, para que disfrutemos de la vida totalmente feliz.

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado…Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor”. Podemos y debemos mirar nuestro futuro no con miedo, con angustia sino con profunda esperanza, sabiendo que lo mejor de nuestra vida está por venir. Al terminar nuestro trayecto terreno nos espera Cristo Jesús para decirnos: “Vengan, benditos de mi Padre, a disfrutar del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”.

 

1 de noviembre

San Mateo 5, 1-12

El 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, tanto los conocidos como los anónimos. Es la celebración de todos aquellos que comparten el triunfo y la gloria de Cristo en virtud a su esfuerzo por seguir de cerca al Maestro.

 La Iglesia celebra este día vestida de blanco, al verse confirmada como madre que convoca a sus hijos a la salvación; mientras que los hijos se ven fortalecidos por el ejemplo de quienes se adelantaron en la fe y la caridad.

San Juan Pablo II, en la homilía de la misa dedicada a la Solemnidad de Todos los Santos, en noviembre de 1980, decía: “Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”.

 Y es que esta Solemnidad es día propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en cada ser humano que responde a la gracia de Dios, viviendo el llamado a la plenitud en el amor.

La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.

Hoy, la Solemnidad de Todos los Santos compite, en distintos ámbitos de la cultura, contra la “noche de Brujas” (Halloween) y su espíritu comercial y profano. Por eso, es necesario que no perdamos de vista aquello a lo que estamos llamados como cristianos: vivir la santidad y realizar todo bien que provenga de Dios.

En el año 2013, el Papa Francisco hizo una hermosa exhortación a la multitud que lo acompañaba en la celebración de esta Solemnidad: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

No olvidemos nunca que ¡estamos llamados a ser santos! Y que debemos recordar y agradecer la vida de esos hombres y mujeres que lo dieron todo por amor.

¡Feliz día de Todos los Santos!

 

31 de octubre

 

San Lucas 14,12-14

El evangelio de hoy continúa la enseñanza que Jesús estaba dando alrededor de diversos asuntos, todos ellos enlazados con la mesa y la comida. La invitación a comer constituye el asunto central del evangelio de hoy.

Hay diversos tipos de invitación: invitaciones interesadas en beneficio propio e invitaciones desinteresadas en beneficio de otros. La costumbre normal de la gente era ésta: para almorzar o cenar invitaban a amigos, hermanos y parientes. Pero nadie se sentaba alrededor de la mesa con personas desconocidas. ¡Comían sólo con gente conocida! Esta era una costumbre entre los judíos y sigue siendo una costumbre que usamos hasta hoy. Jesús piensa de forma distinta y manda invitar de forma desinteresada como nadie solía hacer rompiendo el círculo cerrado y pide que invitemos a los excluidos: a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. No era la costumbre y nadie hace esto, ni siquiera hoy. Pero Jesús insiste: “¡Invita a esas personas!” ¿Por qué?

Porqué en la invitación desinteresada, dirigida a personas excluidas y marginadas, existe una fuente de felicidad: “y serás dichoso, porque no te pueden corresponder”.

Es la felicidad que nace del hecho de haber hecho un gesto de total gratuidad. Un gesto de amor que quiere el bien del otro y para el otro, sin esperar nada en cambio. Es la felicidad de aquel que hace las cosas gratuitamente, sin querer ninguna retribución. Jesús dice que esta felicidad es semilla de la felicidad que Dios dará en la resurrección. Resurrección no sólo al final de la historia, sino ya desde ahora. Actuar así es ya una resurrección.

 

 


29 de octubre

San Lucas 14,1.7-11

En el evangelio de hoy, Jesús ofrece el ejemplo de los puestos en el banquete de bodas, para ayudar a los fariseos a redescubrir aquello que resulta de las ansias de exhibición y figuración; sin embargo, esto no es sólo un mal de aquel tiempo, la vanidad y el deseo de reconocimiento sigue estando muy presente.

 Por eso, no deja de exhortarnos a la humildad, que hoy a veces llamamos “bajo perfil”. A la luz del evangelio, los primeros puestos los ocupan, de algún modo, quienes hayan superado esta forma de ver las cosas y se hayan puesto al servicio de los demás.

Que importante es desarrollar una sana estima de nosotros mismos, no creernos más de lo que somos, ni menos, sentirnos profundamente amados, vivir en  clave del servicio, de la humildad y de la entrega cómo modo de vivir nuestra vida, lo que nos toque hacer.

Dios ve profundamente y conoce nuestro corazón, sabe que es lo que hay en él, después también, en otra parte, indica que la súplica, la oración del humilde atraviesa las nubes; que lindo esto, cuando alguien pide con humildad.

Es el propio Jesús quien  nos invita a nosotros a ir hacia Él, nosotros que andamos afligidos y agobiados dice – "vengan a mí, carguen mi yugo y aprendan de mí que soy paciente y humilde de corazón"-

 veamos como Jesús realmente es el más humilde de los hombres, él se ha hecho una cosa para quedarse en medio nuestro, pensemos que cada Domingo celebramos su presencia en un pedazo de pan y un poco de vino, si hay una humildad mayor que esa que Dios mismo creador de todo, lo visible lo invisible, se haga una cosa y se preste incluso a la maldad humana de cometer sacrilegio, sin embargo Él es así realmente, el más humilde de los hombres.

 

 

28 de octubre


 San Lucas 6, 12-19

Hoy se celebra en toda la Iglesia universal la fiesta de estos dos apóstoles del Evangelio san Simón y san Judas, apóstoles, el primero apellidado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago, llamado también Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación recibiendo esta respuesta: El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».

Simón y Judas fueron apóstoles de Cristo, por el que derramaron hasta su sangre. Su fiesta se celebra de forma conjunta el 28 de octubre porque se dice que siempre se les veía juntos predicando la palabra de Dios.

Judas Tadeo evangelizó con gran celo a los paganos. Viajó hasta Mesopotamia para difundir la figura de Cristo. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los Apóstoles. Posteriormente volvió a partir en dirección a Libia, donde junto a Simón, difundieron el Evangelio por toda aquella región.

Ambos apóstoles sufrieron el martirio en Persia, en la ciudad de Suanis. A san Judas le cortaron la cabeza después de golpearle con un garrote. Antes de morir Judas escribió una carta incluida en el Nuevo Testamento. Simón, por su parte, fue martirizado con una sierra, que cortó su cuerpo en dos.

Pero la historia de estos dos apóstoles no es solo la historia de su martirio, sino la historia de dos hombres que dejaron todo para seguir muy de cerca a Cristo y que difundieron su figura por muchos de los reinos conocidos entonces.

 

 

27 de octubre


 San Lucas 13,31-35 

En este evangelio de Lucas vemos a Jesús que lo alientan algunos fariseos para que se aleje de allí porque Herodes quería matarlo. Había decapitado a Juan el Bautista.

Como vemos los profetas eran rechazados, Jesús sabía que en su misión de profeta iba a ser rechazado, pero no lo asusta la misión. A mí me da mucha alegría leer este evangelio; donde le dicen que se valla, le anuncian que lo están buscando para matarlo. Y sin embargo el Señor sigue su camino anunciando, sigue con su misión con claridad.

Es una buena enseñanza para nosotros, porque ninguna amenaza detiene a Jesús, él sigue haciendo el bien. Yo pienso “¿no debe ser así nuestra vida también?”; nosotros debemos pasar haciendo el bien, debemos anunciar el evangelio porque sana, cura y une.

 Sin duda es exigente, muchas veces nos puede dar cierto temor, pero no tenemos que dejarnos amedrentar, asustar por las amenazar si no que tenemos que confiar en el Señor, él siempre pasa, está con nosotros, nos acompaña.

Pidamos al Señor, que así como Jesús siguió su camino y les aseguro que después dirán “Bendito el que viene en nombre del Señor.” Que también nosotros en nuestra misión de cristianos, que somos otro cristo, no nos dejemos asustar por criterio, por situaciones que nos pasan desde que nos confirmamos.

 Una pregunta que hacemos en la confirmación es si están dispuestos a sufrir, justamente por recibir el don del espíritu, desprecio y persecución; el cristiano muchas veces está llamado a sufrir esto, pero decimos que si con la certeza de que el Señor es nuestro mayor bien y nos acompaña.

Pidamos entonces a Jesús que pasemos y anunciemos con alegría el evangelio del amor en nuestro ambiente.

 

26 de octubre


 San Lucas 13,22-30

Esta lectura  nos dice: “…Traten de entrar por la puerta estrecha. Muchos lo intentarán y no podrán entrar…hay últimos que serán los primeros…” ¡Qué Buena Noticia nos deja el Señor en este día!

La Vida con mayúscula, la salvación no se consigue sin comprender, diría Martin Descalzo, “la vida como riesgo”. Sí, creo que en esto consiste la vida cristiana, arriesgarse toda la vida por la Salvación, jugarse por entero.

Jesús no es optimista ni miente en lo que se refiere a la Salvación, la entrada no es fácil, la puerta es estrecha… muchos quedan afuera. Que Jesús nos manifieste esta realidad, es una buena noticia porque nos está mostrando los riesgos de no tomar en serio, el ser sus discípulos, el seguirlo.

Cristo no es el condenador, sino el libertador, no le gusta que los hombres vivan obsesionados por si se salvaran o por cuántos se salvarán, pero si quiere que vivan dedicados a salvarse”

Que bueno que el Señor me diga hoy, “Esfuérzate por entrar por la puerta estrecha” no dejes de arriesgarte, de vivir una vida plena, sencilla, humilde, generosa, comprometida, transformadora.

Él desde el principio te dice la verdad: la puerta estrecha no es el camino fácil. El seguimiento del Señor es cruz, cuesta bastante. Jesús invita a no sentirnos tan seguros de nosotros mismos y a lucharla, Jesús invita al compromiso. Es cierto, en la casa hay lugar para todos…pero entra el que quiere.

El que se decide y la lucha. Ese es el testimonio de los santos. Así que la brújula segura es animarse a la aventura de la fe, es la misión, el don de sí mismo que conduce a una felicidad auténtica, plena y duradera: Jesús no quita la libertad, sino que la libera, Jesús no camina por ti , camina contigo, Jesús no decide en tu nombre, te da fuerzas para animarte a decidir.

 Porque la verdadera libertad es posible sólo en relación con la verdad, el amor y el servicio: “los últimos serán los primeros”. Cada vida es un sueño de Dios, cada historia es vocación en relación con Él. ¡No somos fruto de la casualidad! Dios te pensó para ser feliz. Te va a costar, pero ya sabes el camino. Anímate porque Dios no abandona

25 de octubre

San Lucas 13,18-21

Nos encontramos en torno a la palabra del Señor, en este día el evangelio nos invita a descubrir claramente esta imagen que usa Jesús, esta comparación del reino de los cielos, y con esta pregunta comienza Jesús.

 ¿A qué se parece el reino de los cielos, a qué podré compararlo, la imagen que utiliza es la de semilla de mostaza, que es muy chiquita, pero cuando se siembra y crece se convierte en un gran arbusto que sirve de cobijo para las aves del cielo y luego también añade la comparación de una levadura que una mujer mezcla en una gran cantidad de harina, parecería a cierta vista que el reino de Dios es insignificante, casi no se ve, sin embargo el reino del Señor está siempre presentes entre nosotros, en nuestra vida cotidiana y en las cosas simples de la vida.

El Señor tiene el poder de mostrarse como Él quiere, sin embargo eligió lo simple y sencillo para que nosotros podamos reconocer su presencia, en esa simpleza aparece la fortaleza, lo perfecto de Dios entre nosotros.

Siempre el Señor va a utilizar imágenes para poder hablar del reino de Dios y ¿Qué es el reino? Es la presencia de Él entre nosotros, son aquellos signos que nos muestran que el Señor camina a nuestro lado, que es nuestra mejor compañía, es el centro de nuestra vida e historia y dependerá de nosotros en que lugar lo ubicamos y que espacio le ofrecemos al Señor.

Que esta palabra sea para nosotros un motivo de esperanza, por momentos atravesamos situaciones difíciles que no nos permiten ver claro, que parecería que el Señor se ha olvidado de nosotros y que no nos escucha en las oraciones. Sin embargo, Él está allí en lo simple, sencillo, cotidiano, en el día a día.

Querido hermanos que nunca dejemos como creyentes y cristianos, hijo de Dios de buscar siempre su reino.

24 de octubre

 

San Lucas 13, 10-17

Hoy, 24 de octubre, celebramos a San Antonio María Claret, nacido en Barcelona (España), en 1807. En su juventud fue obrero textil, razón por la que se le considera patrón de los tejedores y de la industria textil de Cataluña. Desde pequeño se destacó por su amor a la Eucaristía y a la Virgen María.

 De hecho, Antonio profesaba un gran amor por la Madre de Dios y la tenía como protectora. Un día, siendo muy joven, fue de paseo a la playa con unos amigos. De pronto, mientras caminaba por la orilla, fue arrastrado mar adentro por una ola muy grande. Como no sabía nadar, empezó a ahogarse. Preso del pánico, alcanzó a gritar: “Virgen Santa, sálvame”.

De pronto, -no sabía bien explicar cómo- estaba de regreso en la orilla, sano y salvo. Siempre que Antonio recordaba el episodio, decía que había sido la Virgen quien lo había salvado.

Años más tarde el joven catalán ingresa al seminario y es ordenado sacerdote en 1835. Primero asumió un cargo parroquial, pero su deseo más grande era ser misionero. Una vez que fue dispensado del encargo recibido, empezó a predicar el Evangelio, primero en las periferias de Cataluña y luego en las Islas Canarias.

 En 1849 fundó la Orden de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, hoy conocidos como “claretianos”. También fue fundador de la Congregación de Religiosas de María Inmaculada (Misioneras Claretianas).

Posteriormente Antonio María fue enviado a Cuba por pedido del Papa, donde llegó a ser arzobispo de Santiago de Cuba. Allí trabajó en el reordenamiento de la vida eclesial -la arquidiócesis había estado sin pastor por más de una década.

 

De regreso a Europa continuó escribiendo textos relacionados a la fe y la doctrina, así como textos espirituales propicios para la formación de los sacerdotes y religiosos.

En uno de ellos hace explícita su devoción y confianza en nuestra Madre: “Rezadle el Santo Rosario todos los días con devoción y fervor, y veréis como María Santísima será vuestra Madre, vuestra abogada, vuestra medianera, vuestra maestra, vuestro todo después de Jesús".

Murió en Francia  en  1870.

 

Fue beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934 y el 7 de mayo de 1950 fue canonizado por Pío XII.


22 de octubre

San Lucas 13, 1-9. 

Hoy, 22 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa peregrino, el Pontífice que viajó por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación. Juan Pablo II, como heredero del Concilio Vaticano II, contribuyó enormemente a su asimilación desarrollando un nutrido y sólido magisterio.

 Supo proyectarse al futuro llamando a una “Nueva Evangelización”. Fue también un defensor incansable de la vida y la familia: “el matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio".

A la muerte de Juan Pablo I en 1978, es elegido Sumo Pontífice, adoptando el nombre de “Juan Pablo II”, en honor a su predecesor. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 al interior de ese país.

Su pontificado fue el segundo más largo de la historia: 26 años, 5 meses, y 18 días (9, 666 días), de 1978 a 2005. A Juan Pablo II se le reconoce como uno de los artífices de la caída de los regímenes comunistas totalitarios de la Europa Oriental

 Ejerció, en ese sentido, un liderazgo decisivo en la consecución de la paz mundial y la liberación de los pueblos de las ideologías. También fue un crítico de los excesos del sistema capitalista y un defensor de la clase trabajadora.

Lamentablemente, el Papa Juan Pablo II fue víctima de la violencia: sufrió un atentado contra su vida el 13 de mayo de 1981 (día de la Virgen de Fátima), del que salió muy mal herido, aunque logró sobrevivir providencialmente. Un gran ejemplo dio al mundo cuando, ya recuperado, visitó en la cárcel al hombre que le disparó, un ciudadano turco concediéndole el perdón.

San Juan Pablo II siempre estuvo preocupado por los jóvenes. Fue él quien impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud, con las que congregó a millones de jóvenes de todo el mundo. También fue el inspirador y promotor de los Encuentros Mundiales de las Familias.

El Papa peregrino partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005, a los 84 años. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2011 y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco. En aquella ocasión, en la homilía de la ceremonia de canonización, Francisco señaló lo siguiente: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”.

 

21 de octubre


San Lucas 12,54-59

En el Evangelio de hoy Jesús nos invita a poner en práctica el buen discernimiento, es decir, la capacidad de poder comprender, juzgar y contemplar todos esos acontecimientos que nos van sucediendo en la vida y que tienen que ver con el paso de Dios entre nosotros y su acción salvadora.

Es necesario preguntarnos con sinceridad si somos capaces de descubrir lo que Dios quiere decirnos en todas estas cosas, para que de esta manera podamos encontrarnos con su voluntad y hallar el verdadero camino hacia un proyecto de vida donde se palpe la presencia del Reino y su perfecta justicia.

Jesús se hace presente en nuestra propia historia para invitarnos a la conversión a través de una gran cantidad de signos. Es importante clamar la presencia de su mismo Espíritu para que nos conceda este don maravilloso que es el de la Sabiduría; ese don nos ayudará a discernir, es decir, a separar lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo.

En esto de descubrir a Dios en los acontecimientos de la vida, no debemos olvidar la verdad que nos transmite la carta a los Romanos 8,28: "Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman".

Te invito entonces a que en tus oraciones personales clames a Dios para que te conceda el don del buen discernimiento, estoy seguro de que Él te iluminará para que puedas elegir todo aquello que es de su agrado.

 

20 de octubre

San Lucas 12,49-53

Que bueno sería si todos tuviéramos la pasión ardiente de Cristo. En el Evangelio de hoy escuchamos que Jesús manifiesta su deseo.

 Manifiesta su deseo de que su fuego arda en el mundo, de que su fuego de amor esté encendido en todos. Jesús nos da su fuego, ese fuego de amor que quema nuestro corazón, una llama de amor viva. Jesús nos da su pasión, esa pasión de querer llevar el amor a todos lados.

Jesús ha venido a traer fuego y estoy convencido de que en algún momento de tu historia experimentaste el fuego del amor de Jesús en tu corazón ¿Te acuerdas de ese día? ¿Te acuerdas de ese momento cuando tu corazón estaba lleno del amor de Dios y que ese amor quería explotar y salir hacia todos lados?

Seguro son momentos inolvidables y que quisiera que lo traigas a la memoria, trae de nuevo esa experiencia en tu corazón.  Qué bueno que es Jesús que siempre nos da lo mejor de lo mejor. Qué bueno que es Jesús al transmitirnos su mismo fuego de amor en nosotros.

Su fuego está en nosotros. Igual Su pasión. Anda y con el fuego de amor de Jesús incendia los corazones de todos. ¿Cómo lo vamos a hacer? Dando la mejor sonrisa, dando el mejor servicio. Haciendo las cosas con muchas ganas y con mucha vida. Dando el mejor abrazo a los que se te acercan o a los que vos quieras.

 Visitando de sorpresa a alguien que sientas   le va a hacer bien.  Donando algo a los más necesitados. Visitando a los enfermos. Jugar con los niños. Haciendo todo con la mejor gana. Y miles de gestos y cosas que se te ocurran. ¿Por qué hacerlo? Porque tenemos en nuestro corazón el fuego del amor de Dios y lo vamos a compartir con todos.

 

19 de octubre

San Lucas 12,39-48

Estar atentos, estar preparados y vigilantes es una actitud y capacidad que muchos vivimos a diario, hasta casi inconscientemente y de modo angustioso, hemos aprendido a ejercitarlo debido a la inseguridad y violencia que a diariamente vivimos en nuestras ciudades.

La Palabra de Jesús también hoy nos habla e invita a estar preparados, vigilantes, trabajando, esperando que llegue el Hijo del hombre, por supuesto que es una actitud diferente, distinta, es un estar vigilantes y atentos esperanzados y gozosos porque viene a nuestro encuentro, Alguien importante, el Mesías, el Señor.

Siempre que viene alguien de visita a nuestro hogar, intentamos tener todo en orden y preparado para compartir y disfrutar de su presencia. Creo que esta es la actitud atenta que nos invita Jesús a cultivar y formar en nuestra vida. Estar preparados haciendo lo de todos los días, con el corazón gozoso porque Él Viene, no se cuándo ni cómo, pero siempre Viene.

Diría una canción que quizás conoces: “…Es joven el que espera, el que sabe caminar, el que lucha por el Reino, sin volver la vista atrás. El que da su mano a otro, el que sabe transformar, el que es pan para los pobres defendiendo la Verdad…”

Qué bueno que el Señor te encuentre siempre de este modo, disfrutando, aprovechando, gozando, trabajando y transformando cada momento, el Presente como servidor prudente a quien se le puede confiar mas

Que nada, ni nadie, te distraiga ni saque el tiempo, no te duermas, no te dejes llevar de  la vagancia. Hay que estar atento, preparado, con el corazón encendido, descubriendo, ¡buscando y esperando al Dios de la vida!

  

18 de octubre


 San Lucas 10, 1-9

Hoy, 18 de octubre, celebramos a San Lucas Evangelista, autor del tercer evangelio y de los Hechos de los Apóstoles.

Gracias a su relato de la vida de Jesús, plasmado en su evangelio, los cristianos podemos conocer mejor a la Virgen María, ya que Lucas registró muchos más pasajes de su vida que cualquiera de los otros evangelistas. Esto se explica por la cercanía que tuvo Lucas con el Apóstol San Juan, el discípulo amado, quien se hizo cargo de la Madre de Dios, tal y como Jesús lo pidió en la Cruz.

La fecha de nacimiento de San Lucas es incierta, pero se cree que nació en Antioquía. Su nombre significa “portador de luz” y se convirtió a la fe en Jesucristo alrededor del año 40. No conoció personalmente al Señor, pero sí a San Pablo, de quien fue discípulo. Lucas fue un hombre instruido -a diferencia de la mayoría de los apóstoles- y de amplia cultura. Se dice que fue médico, pero también sabía de letras -su lengua era el griego- y de algunas artes como la pintura.

Es el único autor del Nuevo Testamento que no tuvo origen judío y cuyos escritos estuvieron pensados para llevar la Buena Nueva a los pueblos gentiles. De hecho, Lucas escribió en griego “koiné”, es decir, la lengua más extendida de la antigüedad junto al latín. En su evangelio, San Lucas pone de relieve a quienes sufren en el cuerpo o en el alma, especialmente a los pobres y los pecadores arrepentidos. Además, nos recuerda siempre la necesidad de la oración.

Generalmente, se le representa con un libro en las manos, al lado de un toro o novillo.

Es patrón de los doctores, cirujanos, carniceros, encuadernadores, escultores, notarios y artistas, debido -esto último- a que probablemente pintó una imagen de la Virgen María.

17 de octubre


San Lucas 12, 13-21

Cada 17 de octubre la Iglesia católica celebra a San Ignacio de Antioquía, nacido en Siria probablemente en el año 35, ejecutado en Roma entre el año 108 y el 110. Ignacio es uno de los Padres de la Iglesia y, por haber sido discípulo de San Pablo y de San Juan, es al mismo tiempo reconocido como uno de los “Padres Apostólicos”.

A San Ignacio de Antioquía se le atribuye haber llamado “católica” a la Iglesia fundada por Jesucristo. "Donde está Jesucristo, allí está la Iglesia católica", escribió el santo en una de sus cartas pastorales, otorgándole ese título por primera vez . El adjetivo “católica” viene del término griego “katholikós”, que quiere decir “universal”.

San Ignacio fue el tercer obispo de Antioquía (70 - 107 d.C.) en Siria, y aunque no abundan los detalles sobre su vida antes de ejercer dicho cargo, se sabe con certeza de su entrega por la joven Iglesia, concretamente por la comunidad cristiana que Dios le encomendó, una de las más numerosas y sólidas de aquellos tiempos. En esos días se solía llamar a la iglesia de Antioquía “madre de las iglesias de la gentilidad”; algo que Ignacio comprendió muy bien y que lo condujo a velar por todos los cristianos en general.

En tiempos del emperador romano Trajano, fue apresado y trasladado a Roma para ser ejecutado allí, probablemente por su condición de ciudadano. De camino al martirio, Ignacio fue redactando una serie de cartas dirigidas a las diferentes iglesias cristianas con ánimo de orientarlas y fortalecer su unidad en Cristo. Al empezar cada epístola, al lado de su nombre, escribe “teóforo”, que en griego quiere decir “portador de Dios”, como indicando la manera como entiende su misión, y en una de ellas se describe como "un hombre al que ha sido encomendada la tarea de la unidad".

En la carta dirigida a los cristianos de Trales dejó muy en claro qué era lo que movía su corazón: “Amaos unos a otros con corazón indiviso. Mi espíritu se ofrece en sacrificio por vosotros, no sólo ahora, sino también cuando logre alcanzar a Dios... Quiera el Señor que en Él os encontréis sin mancha”.

De acuerdo a una antigua tradición, San Ignacio murió devorado por las fieras.

15 de octubre


 San Lucas 12, 8-12

Otro encuentro con Jesús en su Palabra y hoy nos anima al desprendimiento. Este texto tan breve como intenso nos desafía a una confianza decidida. De ahí las expresiones reconocer ante los hombres, no avergonzarnos, ni esconder nuestra condición de discípulos para que sea el mismo Jesús quien ante el Padre dé fe que no hemos sido amigos de las conveniencias sino más bien de las convicciones.

Hoy también celebramos a Santa Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. A los 18 años ingresó al Carmelo y a los 45 años, buscando responder a las gracias extraordinarias que recibía del Señor, emprendió una reforma de su propia Orden, con ansias de auténtica renovación y fidelidad al espíritu original del Carmelo. Apoyada por San Juan de la Cruz, dio inicio a la gran reforma carmelitana.

A pesar de las incomprensiones, el rechazo de muchos, las habladurías y las falsas acusaciones -algo que la llevaría a comparecer frente a la Inquisición-, Teresa no se detuvo en el proyecto que el Señor le había encomendado. Siempre con la orientación y guía de las autoridades eclesiales y su director espiritual, Teresa fundó nuevos conventos y reorganizó la vida de las religiosas, optando por una vida más austera, sin vanidades ni lujos.

14 de octubre


 San Lucas 12,1-7

El Evangelio de este día comienza diciendo que eran miles de personas que se reunieron junto a Jesús, indicio de que su popularidad era cada día mayor, y que la gente realmente necesitaba encontrarse con Él, seguramente porque eran como ovejas sin pastor y porque desde sus experiencias personales había descubierto que tenía palabras de vida eterna.

Y Jesús aprovechó esta ocasión para manifestar que tengan cuidado con la levadura de los fariseos manifestada en la hipocresía. Uno puede comprender en este punto que una de las cosas que Dios más rechaza de nosotros es justamente la hipocresía, es decir fingir o aparentar algo que no es.

Quizás uno pueda preguntarse porque Dios no quiere esto en nosotros… simplemente porque Dios es la verdad y porque la hipocresía se acerca a la mentira. Dios ama la verdad y no acepta la mentira. Por eso como nos enseña la Palabra de Dios: la mejor forma de adorarlo es en espíritu y en verdad. Jesús quiere algo distinto para nuestra vida, Él clama por nuestra transparencia, por nuestra coherencia de vida, entre lo que hay en nuestro interior y lo que podamos manifestar delante de los hombres a través de nuestras acciones y de las cosas que podemos decir, para que ellos también puedan conocer quien es Dios, es decir, que puedan conocer que es la Verdad.

Por eso también Jesús en la Palabra de hoy nos dice con insistencia que no tengamos miedo porque cuando uno camina en la verdad Dios siempre está con nosotros. No dejemos que la hipocresía invada nuestra vida, ella hará que perdamos nuestra esencia y nuestra pureza. No te alejes nunca de Dios, porque quien se aleja de Dios se pierde para siempre.

13 de octubre


 San Lucas 11,47-54.

El evangelio que hoy tenemos para meditar y para hacerlo vida en nuestras vidas, continua lo que ayer meditábamos de las últimas recriminaciones de Jesús contra los Escribas y fariseos.

En este pasaje Jesús critica nuevamente a la misma gente porque  ellos limpian la copa y el plato por fuera, pero por dentro están llenos de malicia. Jesús en esta palabra nos invita a poner nuestra confianza y nuestra mirada en él.  Y el conocimiento que vamos teniendo de la ley y de la escritura es para acercarnos al Dios vivo, al Dios verdadero no para obstaculizar esa relación con Dios, ni para nosotros, ni para los demás.

Pidamos al señor que podamos valorar lo que significa el profetismo; porque el profetismo es una realidad buena, cuando fuimos bautizados fuimos hechos profetas, también fuimos hechos sacerdotes, también reyes constituidos, profeta que anuncia y enuncia, que sabe cómo lo sabía Jesús; que no es fácil la vida de un profeta porque tiene que seguir las directivas del señor, saber que muchas veces la misión se supone difícil, porque no todos quieren escuchar. Por eso pidámosle al señor que nos ayude de verdad a interiorizar la religión, la fe, a hacerla carne en nuestra vida, a transparentarla en nuestra conducta.

Y está crítica que Jesús hace a los escribas a los fariseos nos la haga a nosotros, que nosotros podamos unir nuestro corazón, nuestra vida interior y que eso se trasluzca en nuestras actitudes en nuestros gestos en nuestra vida. Que la fe realmente manifieste con nuestra vida aquello que creemos. Esto es lo que necesita Jesús que nosotros podemos ser, hombres y mujeres,  que estamos unidos al señor y lo que vivimos en el corazón es lo que transparentamos con nuestra vida.

12 de octubre


San Lucas 11,42-46

Lo vemos a Jesús que les habla a los fariseos y que, con mucha claridad, pero también con mucha dureza, les señala sus incoherencias. Les habla que cumplen escrupulosamente las leyes, pero descuidan la justicia y el amor, les habla que hacen cosas para aparentar, para ser vistos, ser reconocidos por los demás. Les habla que imponen a los demás un montón de cargas que ellos no son capaces de cumplir, que no son capaces de vivir.

Este texto nos puede hacer pensar también a nosotros sobre nuestros propios defectos, nuestras propias incoherencias. Estas cosas que Jesús señala de los fariseos, de los doctores de la ley ¿No están presentes también en nuestras actitudes? ¿No están presentes también en nuestra forma de actuar, de obrar, de vivir? Lo que los fariseos viven ¿No es lo que también nosotros vivimos, lo que nosotros hacemos? Por eso te propongo que le digas al Señor:

"Señor perdona mis incoherencias, Señor ayúdame a ver siempre cuáles son mis errores. Señor ayúdame a servirte de corazón, a buscar siempre tu voluntad, a hacer lo que tu Padre quieres en vez de aparentar o ser reconocido."

Hoy es también el Día de la raza, pero en la iglesia celebramos a nuestra Señora del Pilar. De acuerdo con una antigua tradición, el Apóstol Santiago llegó a España para predicar el Evangelio y allí la Virgen María se le apareció de pie, encima de un pilar. Este es el origen de una de las advocaciones más extendidas y hermosas que hay en la Iglesia: Nuestra Señora del Pilar, cuya Fiesta se celebra cada 12 de octubre.

 

  

11 de octubre


 San Lucas 11,37-41

Nos encontramos en torno a la Palabra del Señor. En este día el evangelio nos relata esta escena bíblica donde Jesús va a cenar a casa de un fariseo. Entra, se sienta a la mesa y el fariseo se extraña que Él no se haya lavado las manos para comer. Entonces le recuerda al fariseo “Así son ustedes, purifican la copa y el plato por fuera pero por dentro están llenos de voracidad y perfidia”. ¿Qué significa esto? Que a nosotros nos puede pasar también, de mostrar una cosa y por dentro ser otra.

Debemos pedirle al Señor que nos purifique desde lo profundo del corazón para que podamos ser reflejo de su Amor, para compartirlo y anunciarlo. También debemos reconocer que podemos tener estas tentaciones de creernos mejores que otros y no mostrar quiénes somos de verdad.

Pidámosle al Señor a través de la fuerza del Espíritu Santo que podamos tener un corazón más semejante al de Jesús, un corazón de Pastor. Así como Él va a encontrarse con todos, los pobres, los de las periferias y también los encargados de observar la Ley.  Pidámosle al Señor que podamos ser mejores cristianos, servidores y anunciadores del Reino.

Hoy celebramos también a San Juan XXIII, Papa, cuya vida y actividad estuvieron llenas de una singular humanidad. Se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos y trabajó por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico

 

 

10 de octubre


 San Lucas 11,29-32

En el Evangelio de San Lucas se nos invita a poner nuestra mirada en Jesucristo. Jesús frente a la multitud, mientras está apretujado, dice "esta  una generación malvada porque pide un signo y no se le dará otro signo que el de Jonás". El signo de Jonás, sabemos, Jesús está alertando, es un signo que los Ninivitas se convierten por la predicación de Jonás.

Nínive es la capital de Siria, es un pueblo pagano y se convierte. También la Reina del Sur vino a escuchar la sabiduría de Salomón y Jesús dice: "Aquí hay alguien más grande que Salomón".

El paralelo del evangelio de Mateo hace otra explicación del signo que es la resurrección porque Jonás estuvo tres días y tres noches en el cetáceo, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.

 Este pueblo se cree muy seguro, el pueblo judío por ser el pueblo elegido, pero Dios avisa o anuncia que esto puede ser destinado a otros pueblos y a otras razas, porque Dios se complace de perdonar los pecados del que se arrepiente.

Por una parte, en primer lugar, si Jesús es más importante que Jonás, descubrir que la Palabra de Jesús tiene más fuerza. Entonces tenemos que preguntarnos cuando escuchamos la palabra si de verdad estamos abiertos para la conversión. Muchas veces estamos acostumbrados y como anestesiados, sin embargo, la Palabra debe ser asumida y recibida para ser vivida y hacerla carne en nuestras vidas.

Progresaremos en la conversión cuando en lo sencillo de cada día nos vamos esforzando por adecuar nuestra vida a la Palabra, para que nuestros actos manifiesten la Palabra del Señor.

Vamos a pedirle al Señor que realmente nos ayude con nuestra actitud, a liberarnos de todo lo que no es de Dios para realmente poder aferrarnos a la Palabra de Jesús, a dejarnos convertir, a descubrir su signo, que el signo es Jesucristo. Mirándolo a Él, escuchándolo a Él, no necesitamos nada más que seguirlo a Él. Que el Señor nos dé un deseo muy hondo y fuerte para convertirnos.

8 de octubre


 San Lucas 11,27-28.

Hoy nos encontramos con un pequeño párrafo del Evangelio, muy profundo. Donde un desconocido alaba a María diciéndole a Jesús: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Y Jesús que responde, quizá un poco misterioso, descolocándonos, pero responde poniendo a María como es: Discípula, y marcándonos a nosotros el camino del discipulado. “Dichosos más bien aquellos que escuchan la Palabra y la ponen en práctica”.

Le pedimos a María que nos enseñe a ser Discípulos, como lo es ella. Le pedimos a María que nos enseñe a escuchar a Jesús y que nos ayude a vivir la Palabra en el día a día. A pesar de nuestra cerrazón de corazón. A pesar de nuestras incoherencias, somos Discípulos porque escuchamos la Palabra. Somos Misioneros porque la llevamos con nuestra vida.

A 15 años del acontecimiento de Aparecida somos Discípulos y misioneros de Jesús.

 

 

7 de octubre


 San Lucas 11,15-26.

Hoy el evangelio de Lucas nos presenta, un pasaje del evangelio un poco extraño, donde a Jesús se le acusa de que ÉL realiza las obras de los milagros en nombre del demonio.

Y Jesús dice, ¿Cómo el demonio va a expulsarse a sí mismo?, y Él dice que hace esas expulsiones porque   porque el reino de Dios ha llegado a nosotros.

 Al final Jesús va a decir que, el hombre en el que el mal espíritu se fue y vuelve a entrar, “ese hombre se encuentra peor que al principio”; esta frase me hace pensar en nuestras recaídas espirituales, nuestras recaídas en el pecado, ¿Cuántas veces nosotros nos cansamos de ser buenos?

Hay una frase que anda dando vueltas de un libro, “el cansancio de los buenos” a veces el mundo aparece con tantas fuerzas que nos cansamos, nos cansamos de hacer el bien, de vivir el perdón, de vivir en la solidaridad, de vivir en la pureza, y empezamos a tropezar con la misma piedra.

Nos pasa muchas veces que nos cuesta salir del fango. Si nos encontramos así, no nos olvidemos que nuestro Jesús, el Jesús de la Misericordia. El Reino de Dios es perdón, es Misericordia y que Dios siempre nos da fuerzas para seguir adelante.

Tengo que hacer mención que hoy se celebra también a nuestra señora del Rosario

6 de octubre


 San Lucas 11, 5-13

En el Evangelio de hoy el Señor nos sigue enseñando sobre la oración , sobre cómo debemos orar. Y más que nada nos enseña que la oración debe ser confiada e insistente.

 Cuando necesitemos algo no tenemos que dudar de pedir lo que nos hace falta, y tenemos que hacerlo con insistencia y en cualquier momento. Siempre es oportuno para pedir en la oración. Basta con que cuando pidamos en la oración lo hagamos con insistencia y confiados en saber que vamos a alcanzar aquello que pedimos

Orar, orar con el corazón, pedir con el corazón. No tengamos miedo en pedir lo que necesitemos a nuestro Padre Dios en la oración, que seguro nos escucha y nos da lo que necesitemos.

San Juan de la Cruz nos dice “Se alcanza de Dios, como de él se espera” y Santa Teresita nos enseña también que “la oración es como una Reina que en todo momento tiene acceso al Rey y que alcanza todo aquello que le pida”.

Jesús nos dice que Dios es buen Papá que ama a sus hijos y que da generosamente a los que le piden.

¿Piensas  que Dios es un buen Papá y que siempre nos da lo que nos hace falta? ¿Cuántas veces en tu vida experimentado la bondad de Dios? ¿Cómo es tu oración hacia Dios? ¿Tu oración es confiada e insistente? ¿Qué pasa cuando sientes  que tu oración a sido escuchada? Porque seguramente muchas veces Dios escuchó tus oraciones y eso te ayudó a crecer más en confianza con él.

Hoy pidamos en la oración crecer más en la confianza y en la insistencia sabiendo que se alcanza como se pide.

5 de octubre

San Lucas 11, 1-4

Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro.

 Sus padres tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo gran ejemplo de vida espiritual. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo. Una indicación de este hecho fue un sueño que ella tuvo a la edad de 5 años.

Su madre recuerda que en esa época Elena dijo a su familia. “Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jardín precioso”. Muchas veces, aún antes de los siete años, la niña se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mamá veía que estaba rezando, y le decía que regresara a dormir o terminaría perdiendo la cabeza. “Oh, no madre”, Elena le contestaba, “mi ángel guardián me debe haber despertado para rezar.”

 

Elena tenía aproximadamente 9 años cuando se preparó para recibir los sacramentos de la Confesión y la Comunión en la Iglesia de San Casimiro. Su madre recuerda que antes de dejar la casa en el día de su Primera Comunión, Elena besó las manos de sus padres para demostrar su pena por haberles ofendido.

 Desde aquél entonces, se confesaba todas las semanas; cada vez rogaba a sus padres perdón, besándoles las manos, siguiendo una costumbre Polaca. Esto lo hacía a pesar de que sus hermanos y hermanas no le imitaban.

De ella surgió el movimiento apostólico de la Divina Misericordia extendido hoy por todo el mundo llamada a continuar la misericordia de Dios.