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27 de octubre


 San Lucas 13,31-35 

En este evangelio de Lucas vemos a Jesús que lo alientan algunos fariseos para que se aleje de allí porque Herodes quería matarlo. Había decapitado a Juan el Bautista.

Como vemos los profetas eran rechazados, Jesús sabía que en su misión de profeta iba a ser rechazado, pero no lo asusta la misión. A mí me da mucha alegría leer este evangelio; donde le dicen que se valla, le anuncian que lo están buscando para matarlo. Y sin embargo el Señor sigue su camino anunciando, sigue con su misión con claridad.

Es una buena enseñanza para nosotros, porque ninguna amenaza detiene a Jesús, él sigue haciendo el bien. Yo pienso “¿no debe ser así nuestra vida también?”; nosotros debemos pasar haciendo el bien, debemos anunciar el evangelio porque sana, cura y une.

 Sin duda es exigente, muchas veces nos puede dar cierto temor, pero no tenemos que dejarnos amedrentar, asustar por las amenazar si no que tenemos que confiar en el Señor, él siempre pasa, está con nosotros, nos acompaña.

Pidamos al Señor, que así como Jesús siguió su camino y les aseguro que después dirán “Bendito el que viene en nombre del Señor.” Que también nosotros en nuestra misión de cristianos, que somos otro cristo, no nos dejemos asustar por criterio, por situaciones que nos pasan desde que nos confirmamos.

 Una pregunta que hacemos en la confirmación es si están dispuestos a sufrir, justamente por recibir el don del espíritu, desprecio y persecución; el cristiano muchas veces está llamado a sufrir esto, pero decimos que si con la certeza de que el Señor es nuestro mayor bien y nos acompaña.

Pidamos entonces a Jesús que pasemos y anunciemos con alegría el evangelio del amor en nuestro ambiente.