Páginas

1 de enero

 San Lucas 2, 16-21

Luego tenemos a María, quien ha sido escogida por Dios para ser la madre del Verbo encarnado. Su nombre propio destaca su singularidad y su papel fundamental en el plan de salvación. María es ejemplo de obediencia y entrega total a la voluntad de Dios, siendo modelo para todos nosotros en nuestra relación con Dios.

José, del linaje de David, también tiene un papel importante como padre adoptivo de Jesús. Aunque no comparte la paternidad biológica, José le da a Jesús un linaje real. Su nombre propio muestra su compromiso y responsabilidad en cuidar y proteger a Jesús como si fuera su propio hijo.

Por último, encontramos a Jesús, el Verbo encarnado, el Emmanuel, que significa "Dios con nosotros". Él es el centro de toda esta historia y el motivo de celebración en este primer día del año. Es a través de su nacimiento que se realiza la promesa de salvación para toda la humanidad.

Esta reflexión nos invita a reconocer la importancia de cada nombre y su significado en la historia de la salvación. Nos enseña que Dios elige a aquellos que son considerados insignificantes para el mundo para llevar a cabo sus planes. Nos anima a seguir el ejemplo de los pastores, María y José, en su humildad, obediencia y compromiso en la misión que Dios nos ha encomendado.

En este nuevo año, recordemos que también nosotros tenemos un nombre propio, y somos llamados a darle un significado profundo a través de nuestras acciones y compromiso con el Evangelio. Que el nombre de Jesús, el Emmanuel, esté siempre en el centro de nuestras vidas y sea nuestra guía en todo momento.