Páginas

9 de diciembre

 

Mateo 9,35–10,1.5a.6-8

 En este pasaje del Evangelio vemos que Jesús muestra su compasión por las personas que se encuentran maltrechas y desalentadas. Él reconoce la necesidad de trabajadores dispuestos a anunciar la Buena Nueva y llevar el amor y la esperanza a aquellos que más lo necesitan.

En este texto, vemos cómo Jesús instruye a los Doce, dándoles poder y autoridad para hacer lo mismo que él hace. Los envía para proclamar que el reino de los cielos está cerca, tanto con sus palabras como con sus acciones. Este llamado no solo se aplicaba a los discípulos en aquel tiempo, sino que también es relevante para nosotros hoy en día.

A medida que nos acercamos a la temporada navideña, es importante detenernos y reflexionar sobre cómo estamos preparándonos para la venida de Jesús. Más allá de las compras, cenas y regalos, debemos preguntarnos si realmente nos estamos poniendo a disposición del Buen Pastor.

Jesús se conmueve ante la situación de las personas que sufren y espera que nosotros, como sus seguidores, también nos conmovamos y actuemos. Nos invita a salir de nuestra comodidad y a comprometernos con aquellos que están necesitados, brindándoles amor, comprensión y ayuda práctica.

Para poder responder a esta llamada, es fundamental cultivar una relación profunda con Jesús. Debemos nutrir nuestra vida espiritual a través de la oración, la lectura de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos. Solo así podremos escuchar su voz y ser conscientes de las necesidades de aquellos que nos rodean.

Además, es importante recordar que no estamos solos en esta misión. Jesús nos ha dado poder y autoridad a través del Espíritu Santo. Confiemos en esta fortaleza divina que nos capacita para llevar a cabo la obra de Dios en el mundo.

En este tiempo de Adviento, renovemos nuestro compromiso de prepararnos verdaderamente para la venida de Jesús. Dejemos de lado las distracciones del mundo y pongámonos a disposición del Buen Pastor. Que nuestra vida refleje su amor y misericordia, y que nuestras palabras y acciones proclamen la Buena Nueva del reino de los cielos.

Oremos juntos: Ven, Señor Jesús, no tardes en llegar. Ayúdanos a estar listos y dispuestos a recibirte con corazones abiertos y disponibles para cumplir tu voluntad. Amén.

Que Dios los bendiga abundantemente en esta temporada navideña y les conceda la gracia de ser buenos obreros en su viña.