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8 de diciembre

 

Lucas 1,26-38

Hoy, en el Evangelio de Lucas 1,26-38, nos encontramos con la historia de la Anunciación, un momento trascendental en vida de María y en historia de la salvación. En este pasaje, vemos cómo Dios elige a una mujer humilde y llena de gracia para convertirse en la madre de su Hijo, Jesús.

María se convierte en la mujer nueva, la representante de la humanidad restaurada por la gracia de Dios. A diferencia de Eva, quien fue seducida por el pecado y trajo la desobediencia al mundo, María es presentada como la Mujer Inmaculada, libre de todo pecado desde su concepción. Esta es la idea que celebra la Iglesia Católica con la fiesta de la Inmaculada Concepción.

En la cultura panameña, también celebramos el Día de la Madre, una fecha especial en la que honramos y reconocemos el papel fundamental de las mujeres en nuestras vidas y en la sociedad. En este contexto, podemos reflexionar sobre el ejemplo de María como madre y como discípula fiel de Dios.

María nos enseña la importancia de la humildad y la disposición para decir "sí" a la voluntad de Dios. A pesar de la incertidumbre y los desafíos que enfrentaba, ella confió plenamente en la providencia divina y aceptó su papel como madre del Salvador. Su entrega total y su obediencia nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia respuesta a la llamada de Dios en nuestras vidas.

La figura de María también nos recuerda el poder transformador de la gracia de Dios. A través de esa gracia, ella fue seleccionada y capacitada para cumplir una misión única en la historia de la salvación. Del mismo modo, Dios nos llama a cada uno de nosotros con un propósito y nos provee de la gracia necesaria para llevarlo a cabo.

En este día de la madre, recordemos a todas las mujeres que, al igual que María, desempeñan roles fundamentales en nuestras vidas y en la sociedad. Agradezcamos su amor incondicional, su sacrificio y su ejemplo de fe. En especial, honremos a nuestras madres y reconozcamos su labor como portadoras de vida y como modelos de entrega y dedicación.

Que el ejemplo de María y la celebración del día de la madre nos inspiren a ser personas humildes, dispuestas a seguir la voluntad de Dios en nuestras vidas y a valorar y honrar a las mujeres que nos rodean. Que, al igual que María, podamos decir "hágase en mí según tu palabra" y permitir que Dios actúe en nosotros y a través de nosotros. Ven, Señor, y renueva en nosotros la gracia de la maternidad y paternidad, para ser verdaderos colaboradores en la obra de la salvación.