Mateo 15,29-3
El pasaje de Mateo nos presenta un hermoso ejemplo del
corazón compasivo de Jesús hacia la multitud hambrienta que lo seguía. En este
relato, vemos cómo Jesús muestra su preocupación tanto por la salud como por el
alimento de las personas a su alrededor.
En primer lugar, Jesús muestra su preocupación por la salud
de las personas al sanar a muchos enfermos que se le acercan. Él no solo los
toca físicamente, sino que también toca sus corazones y sus vidas, trayéndoles
curación y restauración. Nos enseña que Dios se preocupa profundamente por
nuestra salud física y emocional, y que está dispuesto a intervenir en nuestras
vidas para sanarnos y liberarnos.
Por otro lado, vemos cómo Jesús se preocupa por el alimento
de la multitud. Ante la preocupación de los discípulos de cómo alimentar a
tantas personas con tan poco pan y pescado, Jesús realiza un milagro,
multiplicando esos pocos alimentos y alimentando a todos los presentes. Este
acto de generosidad y provisión muestra la compasión y el cuidado de Jesús
hacia las necesidades materiales de las personas.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestro propio
corazón y nuestra actitud hacia los demás. ¿Tenemos un corazón grande como el
de Jesús, que se compadece de la miseria humana? ¿Nos preocupamos por la salud
y el bienestar de aquellos que nos rodean? ¿Estamos dispuestos a compartir y
ser generosos con nuestros recursos, sabiendo que Dios puede multiplicarlos y
suplir todo lo que necesitamos?
Ven, Señor, y ayúdanos a tener un corazón grande y compasivo
como el tuyo. Que podamos ser sensibles a las necesidades de los demás, tanto
físicas como emocionales. Que podamos ser instrumentos de tu amor y provisión
en un mundo que sufre y tiene hambre de esperanza y reconciliación. Enséñanos a
confiar en ti para suplir todas nuestras necesidades y a compartir
generosamente lo que tenemos con los demás.
En este tiempo de Adviento, recordemos que Jesús vino al
mundo no solo para salvarnos, sino también para mostrarnos cómo vivir y amar
como él. Sigamos su ejemplo de compasión y generosidad, y permitamos que su
amor transforme nuestras vidas y las vidas de aquellos que nos rodean.
Ven, Señor, y enséñanos a amar como tú amas. Amén.