Mateo 8,5-11
Este hermoso pasaje nos invita a reflexionar en este primer lunes de Adviento. En este texto, se nos habla de la importancia de la fe y la humildad en nuestra espera y esperanza en la venida del Reino de Dios.
Adviento, como bien sabemos, es un tiempo de preparación y expectativa. Es el momento en el que aguardamos con fe y esperanza el cumplimiento de la promesa divina, el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo.
En este contexto, Jesús elogia la fe del centurión que se acerca a Él con humildad para pedir ayuda para su siervo. Esta actitud de confianza y reconocimiento de la autoridad y poder de Jesús es lo que nos invita a imitar en nuestra propia vida.
El milagro que Jesús realiza al sanar al siervo del centurión es un signo evidente de que el Reino de Dios está presente y se está manifestando en medio de nosotros. Nos muestra que, cuando nos acercamos a Jesús con fe y humildad, somos capaces de experimentar su poder transformador en nuestras vidas y en las de aquellos que amamos.
En este primer lunes de Adviento, te invito a reflexionar sobre cómo podemos ser capaces de reconocer los signos que anuncian la llegada de Su reino entre nosotros. En este tiempo de espera, pongamos nuestra confianza en Él y abramos nuestros corazones para recibir su gracia y amor.
Ven, Señor Jesús, y haznos capaces de vivir con fe y
esperanza en esta temporada de Adviento. Que tu presencia sea palpable en
nuestras vidas y que podamos experimentar el cumplimiento de tus promesas.
Amén.