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23 de diciembre

Lucas 1,57-66

Este evangelio nos presenta el nacimiento de Juan el Bautista y cómo su llegada fue motivo de asombro y alegría para aquellos que lo rodeaban. En este relato, podemos encontrar la frase clave: "Porque era evidente que Dios estaba con él".

Juan el Bautista fue elegido por Dios desde antes de su concepción para ser el precursor del Mesías, el que prepararía el camino para la venida del Señor. Esta elección divina no solo se manifestó en su llamado, sino también en su vida misma. La presencia de Dios era evidente en él, y esto se reflejaba en su valentía al predicar la verdad y en su estilo de vida radicalmente comprometido con Dios.

Esta frase nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas. Así como Dios estuvo con Juan el Bautista, Él también está con nosotros. Está presente en cada aspecto de nuestra existencia, dirigiendo nuestros pasos, dándonos fortaleza y guiándonos en su divina voluntad.

Cuando reconocemos que Dios está con nosotros, experimentamos una profunda paz y seguridad. Sabemos que no estamos solos en nuestros desafíos y dificultades, y que podemos confiar en la sabiduría y el amor de Dios en todo momento.

Al igual que Juan el Bautista, también somos llamados a preparar el camino para el Señor en nuestras propias vidas y en el mundo que nos rodea. Esto implica vivir en santidad, proclamar la verdad del evangelio y ser testimonios vivientes del amor de Dios.

Que en nuestra reflexión diaria, encontremos la certeza de que Dios está con nosotros. Que podamos experimentar su presencia en nuestras vidas de una manera tangible y profunda. Y que, al igual que Juan el Bautista, podamos ser instrumentos en las manos de Dios para preparar el camino para la venida del Señor, viviendo en obediencia y amor hacia Él y hacia los demás.

Señor, te pedimos que nos ayudes a reconocer tu presencia en nuestras vidas, así como lo hiciste con Juan el Bautista. Permítenos vivir en comunión contigo, siendo testigos del poder y amor que solo provienen de ti. En tu nombre, amén.