Lucas 1,5-25
Este pasaje nos presenta la historia del nacimiento de Juan
el Bautista, un precursor importante en la misión de preparar el camino para la
venida de Jesús.
En este relato, vemos cómo Dios obra en situaciones
aparentemente imposibles. Zacarías y su esposa Isabel eran una pareja mayor y
estéril, lo que en aquel tiempo se consideraba una desgracia y una vergüenza.
Sin embargo, Dios decide intervenir y anuncia a Zacarías que Isabel concebirá y
dará a luz a un hijo.
Esta intervención divina es un recordatorio de que Dios
puede trabajar a través de personas corrientes y en circunstancias difíciles. A
menudo, nos enfrentamos a desafíos y obstáculos en nuestras vidas que parecen
insuperables. Pero el ejemplo de Zacarías e Isabel nos enseña que cuando
confiamos en el plan de Dios y estamos dispuestos a ser instrumentos de su
voluntad, él puede obrar maravillas en medio de nuestras limitaciones y
dificultades.
Juan el Bautista cumplió su misión de ser el precursor de
Jesús, anunciando su llegada y preparando el camino para él. Del mismo modo,
como seguidores de Jesús en nuestros días, también tenemos la responsabilidad
de ser precursores y anunciadores de la Buena Nueva. Debemos estar dispuestos a
preparar el camino para que las personas encuentren a Jesús en sus vidas,
compartiendo su mensaje de amor, esperanza y salvación.
Que esta reflexión nos anime a seguir el ejemplo de Juan el
Bautista, preparando el camino para el Señor en nuestras vidas y siendo testigos
vivos de su amor y misericordia en el mundo. Que estemos abiertos a la acción
de Dios, confiando en su poder para obrar en los momentos más difíciles y
siendo instrumentos de su paz y salvación para los demás.