Lucas 1,26-38
Este evangelio nos narra la anunciación del nacimiento de
Jesús a María. En este pasaje, vemos cómo Dios elige a una joven humilde y
desconocida para ser la madre de su Hijo.
Es interesante notar que la anunciación de Juan el Bautista
se dio en el templo, en Jerusalén, y fue a un sacerdote, lo cual es un evento
más público y llamativo. Sin embargo, la anunciación de Jesús se realiza en un
pueblo humilde, a una joven desconocida, en el ambiente cotidiano de la vida
diaria. Esto refleja la discreción con la que Dios elige obrar.
Esta discreción de Dios nos enseña una importante lección. A
menudo, buscamos reconocimiento y aplausos por nuestras acciones y logros.
Queremos ser vistos y valorados por los demás. Sin embargo, la historia de
María nos muestra que cumplir con nuestro deber y seguir la voluntad de Dios no
requiere de grandes escenarios ni de reconocimiento público.
María acepta la voluntad de Dios con humildad y obediencia.
Ella no busca fama ni reconocimiento personal, sino que se pone al servicio de
Dios y confía en su plan. Esta actitud nos invita a reflexionar sobre nuestro
propio caminar con Dios.
Hoy, también recordamos un acontecimiento triste en la
historia de Panamá: la invasión del 20 de diciembre de 1989. Este hecho
doloroso no debe ser olvidado, ya que supuso una violación a los derechos
humanos y causó gran sufrimiento a muchas personas. Es importante recordar la
historia para aprender de ella y trabajar por un futuro más justo y pacífico.
En este sentido, podemos tomar inspiración de María y José,
quienes cumplieron con su deber sin buscar reconocimiento ni aplausos.
Siguiendo su ejemplo, también podemos ser agentes de paz y justicia en nuestra
sociedad, trabajando por la reconciliación y el respeto a los derechos humanos.
Que en este día reflexionemos sobre la discreción de Dios al
elegir a María como madre de Jesús y sobre la importancia de cumplir con
nuestro deber sin buscar reconocimiento personal. Que recordemos el doloroso
episodio de la invasión a Panamá y nos comprometamos a construir un mundo
mejor, donde se respeten los derechos de todos. Que el ejemplo de María y José
nos guíe en nuestro caminar con Dios.
Hoy hace 34 años de la invasión a Panamá, un hecho que no
podemos olvidar, pero que podemos aprender de él para construir un país más justo
y unido. Que el recuerdo de aquellos días nos impulse a trabajar por la paz y
la reconciliación, para que nunca más se repitan hechos tan dolorosos en
nuestra tierra.
Enmanuel, Dios con nosotros. Que vivamos con la certeza de
que Dios está siempre presente en nuestras vidas y nos guía en nuestro caminar.
Que sigamos el ejemplo de María y José, cumpliendo con nuestro deber sin ánimo
de aplausos y reconocimientos. Que el amor de Dios nos motive a construir un
mundo mejor, donde reine la justicia, la paz y la solidaridad. Que así sea.
Amén.