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13 de octubre

 

Mateo 11,28-30

En este pasaje de Mateo 11,28-30, Jesús nos ofrece un mensaje de esperanza consuelo, especialmente en tiempo de Adviento. Sus palabras son un llamado a acercarnos a Él, a confiar en su poder sanador y a encontrar la paz que tanto anhelamos.

Jesús nos invita a todos, especialmente a aquellos que se sienten cansados y agobiados por las dificultades y preocupaciones de la vida. Él nos ofrece descanso y alivio para nuestras cargas, señalando que solo en Él podemos encontrar verdadera calma y sanación.

En este tiempo de Adviento, en el cual nos preparamos para el nacimiento de Jesús, estas palabras adquieren una especial relevancia. Nos recuerdan que Jesús se ha encarnado para asumir nuestras dolencias y liberarnos de aquello que nos esclaviza y agobia. Él está dispuesto a cargar con nuestras cargas y a aligerar nuestros fardos.

El yugo llevadero y la carga ligera de los que habla Jesús no implican renunciar a nuestro compromiso ni evadir nuestras responsabilidades. Más bien, nos invita a caminar junto a Él, apoyados en su amor y gracia, para llevar adelante la tarea de ayudar a los demás. Es en ese acompañamiento y servicio desde el amor que nuestras cargas se aligeran y encontramos fuerzas renovadas.

En este Adviento, reflexionemos sobre esta invitación de Jesús a acudir a Él con nuestras fatigas y preocupaciones. Aceptemos su oferta de descanso y paz, permitiendo que su amor y misericordia nos sanen y liberen de todo aquello que nos agobia.

Que en este tiempo de preparación para la Navidad, podamos acercarnos a Jesús con corazones abiertos, confiando en su poder sanador y encontrando en Él el descanso que necesitamos. ¡Ven, Señor Jesús, y aligera nuestras cargas.