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25 de noviembre

 

San Lucas 20, 27-40

En el Evangelio de hoy, vemos a algunos saduceos acercarse a Jesús con una pregunta sobre el matrimonio en la vida futura. Los saduceos no creían en la resurrección de los muertos, por lo que trataban de poner a prueba a Jesús para desacreditar sus enseñanzas.

Los saduceos le presentan a Jesús un caso hipotético de una mujer que se casó varias veces, pero al final todos sus esposos murieron sin dejar descendencia. La pregunta que le plantean es: "En la resurrección, ¿de quién será esposa esta mujer?".

Jesús responde sabiamente a los saduceos, explicándoles que en la vida futura no habrá matrimonios ni relaciones conyugales como las conocemos en este mundo. El nos dice: "Los que sean tenidos por dignos de alcanzar la vida futura, serán como los ángeles; serán hijos de Dios y serán hijos de la resurrección".

Esta respuesta de Jesús nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la vida eterna y la resurrección de los muertos. No podemos entenderlo completamente con nuestras limitadas mentes humanas, pero podemos confiar en la promesa de Dios de que tendremos una vida nueva y gloriosa en su presencia.

En este pasaje del Evangelio, también podemos aprender de la valentía y el testimonio de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir. Ella defendió valientemente su fe cristiana frente a los filósofos y oradores paganos de su tiempo. Incluso cuando fue sometida a torturas y finalmente ejecutada, no renunció a su fe en Cristo.

Santa Catalina nos muestra la importancia de ser firmes en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos desafíos y persecuciones. Ella nos enseña que vivir nuestra fe auténticamente puede requerir sacrificio y valentía, pero Dios nos dará la fortaleza necesaria para superar cualquier obstáculo.

En este día, pidamos a Jesús que fortalezca nuestra fe y nos ayude a confiar en su promesa de vida eterna. Que podamos vivir nuestras vidas aquí en la tierra de acuerdo con sus enseñanzas, preparándonos para la vida futura en su presencia.

Que Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir, nos inspire con su valentía y nos acompañe en nuestro camino de fe. Amén.