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18 de noviembre

 

San Lucas, 18-1-8

 

En este evangelio de hoy, Jesús cuenta la parábola de la viuda persistente para enseñar a sus seguidores sobre la importancia de la perseverancia en la oración y la confianza en la justicia de Dios.

La parábola presenta a una viuda que busca justicia ante un juez injusto. A pesar de que el juez no teme a Dios ni respeta a los hombres, la viuda sigue yendo a él constantemente para buscar justicia.

Debido a su persistencia, el juez decide hacerle justicia para que deje de molestarlo.

La lección principal de esta parábola es que si incluso un juez injusto puede ser influenciado por la persistencia de una viuda, ¡cuánto más Dios, que es justo y amoroso, responderá a nuestras oraciones persistentes!

Jesús anima a sus seguidores a orar sin cesar y tener fe en que Dios escucha y responde a nuestras peticiones.

Esta parábola nos enseña varias lecciones importantes sobre la oración. Primero, nos muestra que Dios no está ausente o indiferente a nuestras necesidades.

Él se preocupa por nosotros y quiere que compartamos nuestras preocupaciones y peticiones con Él. La oración es nuestra forma de comunicarnos con Dios y depositar nuestras cargas en Sus manos.

Además, la parábola nos desafía a no desanimarnos cuando nuestras oraciones no se responden de inmediato.

A veces, es fácil perder la esperanza y dejar de orar cuando no vemos resultados inmediatos. Pero Jesús nos insta a perseverar en la oración, confiando en que Dios escucha y actúa según Su perfecta voluntad y en el momento adecuado.

Este es un llamado también a que que no debemos subestimar el poder de la oración. Aunque la viuda era débil y vulnerable, su persistencia en oración demostró ser eficaz. Nos muestra que la oración puede tener un impacto significativo en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

Hoy se nos recuerda la importancia de la perseverancia en la oración y la confianza en la justicia de Dios. Nos invita a tener fe y persistir en nuestras peticiones, sabiendo que Dios escucha y responde a nuestras oraciones. Que esta reflexión nos anime a mantener una vida de oración constante y a confiar en el amor y la justicia de Dios.