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15 de noviembre

 

San Lucas 17, 11-19


Vemos en este relato hoy que Jesús sana a diez leprosos. Después de la curación, solo uno de ellos regresa a dar gracias a Jesús, mientras que los demás continúan su camino sin mostrar gratitud. Esta historia plantea varias reflexiones importantes.

En primer lugar, nos invita a considerar la importancia de la gratitud en nuestras vidas. A menudo, damos por sentadas las bendiciones y los milagros que recibimos.

Esta historia nos recuerda que debemos ser conscientes de las bondades que se nos conceden y expresar nuestro agradecimiento hacia Dios y hacia aquellos que nos ayudan.

En segundo lugar, esta historia nos muestra la necesidad de reconocer y valorar los actos de amor y misericordia que recibimos.

Los leprosos fueron sanados por la compasión y el poder de Jesús, pero solo uno de ellos regresó para mostrar su agradecimiento.

Esto nos hace reflexionar sobre cuántas veces hemos ignorado o pasado por alto los gestos de amor y bondad que hemos recibido.

Además, esta historia resalta la importancia de la fe. Todos los leprosos creyeron en la capacidad de Jesús para sanarlos, de ahí que le pidieran ayuda.

Sin embargo, solo el samaritano regresó a Jesús con un corazón agradecido. Esto nos desafía a examinar si nuestra fe está acompañada de una actitud de gratitud y reconocimiento.

Por último, esta historia nos enseña que la gratitud y el reconocimiento son acciones que honran y glorifican a Dios. Cuando agradecemos y reconocemos sus bendiciones y su misericordia en nuestras vidas, estamos demostrando una verdadera conexión y amor hacia nuestro Creador.

Es importante recordar que todo lo que tenemos y somos proviene de Él, y expresar nuestra gratitud es una forma de adoración y alabanza.

Esta historia de los diez leprosos en Lucas nos invita a reflexionar sobre la importancia de la gratitud, el reconocimiento y la fe en nuestras vidas. Nos desafía a ser conscientes de las bendiciones que recibimos y a expresar nuestro agradecimiento hacia Dios y hacia aquellos que nos rodean. De esta manera, podemos vivir una vida de gratitud y reconocimiento que honra y glorifica a nuestro Señor.