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4 de noviembre

 

San Lucas 14, 7-11

El pasaje de Lucas 14, 7-11 nos presenta la enseñanza de Jesús sobre la humildad y la importancia de no buscar la gloria personal. En este relato, Jesús observa cómo los invitados a una cena se apresuraban a tomar los lugares más importantes, tratando de obtener reconocimiento y estatus social.

 Él utiliza esta situación para enseñar una lección sobre la humildad y el respeto mutuo. Jesús les enseña que, en lugar de buscar los lugares de honor, es mejor elegir un lugar humilde y permitir que el anfitrión te invite a un lugar más destacado.

De esta manera, se evita la vergüenza de ser rechazado y se muestra un espíritu humilde y respetuoso hacia los demás invitados. Esta enseñanza de Jesús es un recordatorio importante de mantener una actitud humilde y respetuosa en nuestras interacciones con los demás.

 No debemos buscar constantemente la atención o el reconocimiento personal, sino estar dispuestos a servir y poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras. Ahora, en cuanto a San Carlos Borromeo, fue un santo italiano del siglo XVI conocido por su papel en la Contrarreforma y por su dedicación a la reforma de la Iglesia Católica en medio de la corrupción y el relajamiento moral. Fue arzobispo de Milán y se destacó por su compromiso con la enseñanza, la predicación y la atención pastoral de su diócesis.

San Carlos Borromeo enfatizaba la importancia de vivir de acuerdo con los valores del Evangelio y promovía la caridad y la justicia social. Implementó reformas dentro de la Iglesia, promoviendo una vida disciplinada y renovando el compromiso de los clérigos con su vocación.

Su vida y sus enseñanzas nos invitan a reflexionar sobre nuestro propio compromiso con nuestra fe y la manera en que vivimos nuestra relación con Dios y con los demás. Nos desafía a ser auténticos discípulos de Cristo, dispuestos a servir y a poner en práctica los valores del Reino de Dios en nuestro entorno.

Tanto el pasaje de Lucas 14, 7-11 como la vida de San Carlos Borromeo nos recuerdan la importancia de la humildad, el respeto mutuo y el servicio desinteresado como parte fundamental de nuestra vida cristiana. Nos animan a buscar la gloria de Dios antes que la nuestra propia, y a poner en práctica los valores del Evangelio en todas nuestras interacciones y decisiones.