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20 de octubre

 

San Lucas 12, 1-7

El Evangelio de este día comienza diciendo que eran miles de personas que se reunieron junto a Jesús, indicio de que su popularidad era cada día mayor, y que la gente realmente necesitaba encontrarse con Él, seguramente porque eran como ovejas sin pastor y porque desde sus experiencias personales había descubierto que tenía palabras de vida eterna.

Y Jesús aprovechó esta ocasión para manifestar que tengan cuidado con la levadura de los fariseos manifestada en la hipocresía. Uno puede comprender en este punto que una de las cosas que Dios más rechaza de nosotros es justamente la hipocresía, es decir fingir o aparentar algo que no es.

Quizás uno pueda preguntarse porque Dios no quiere esto en nosotros… simplemente porque Dios es la verdad y porque la hipocresía se acerca a la mentira. Dios ama la verdad y no acepta la mentira. Por eso como nos enseña la Palabra de Dios: la mejor forma de adorarlo es en espíritu y en verdad. Jesús quiere algo distinto para nuestra vida, Él clama por nuestra transparencia, por nuestra coherencia de vida, entre lo que hay en nuestro interior y lo que podamos manifestar delante de los hombres a través de nuestras acciones y de las cosas que podemos decir, para que ellos también puedan conocer quien es Dios, es decir, que puedan conocer que es la Verdad.

Por eso también Jesús en la Palabra de hoy nos dice con insistencia que no tengamos miedo porque cuando uno camina en la verdad Dios siempre está con nosotros. No dejemos que la hipocresía invada nuestra vida, ella hará que perdamos nuestra esencia y nuestra pureza. No te alejes nunca de Dios, porque quien se aleja de Dios se pierde para siempre.