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26 de septiembre

 

San Lucas 8,19-21

La Palabra del Señor en Lucas, nos presenta hoy a los hermanos y a la madre de Jesús, que quieren verlo, pero a causa de que había mucha gente, no podían. Cuando Jesús se entera, aprovecha la situación para dejarnos una hermosa enseñanza… dice Jesús: “mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”

Lejos de excluir su lazo de sangre, Jesús aprovecha la ocasión para mostrarnos el verdadero lazo con Él, que surge y nace desde la Escucha de su Palabra.

Todos somos engendrados y nacidos de la Palabra de Dios, es Ella la que nos pone en comunión con Jesús y nos hace Familia, comunidad de hermanos, hijos de un mismo Padre.

Escuchándola obediente y activamente, es decir poniéndola en práctica nos hacemos más cercanos al Señor, nos unimos más a su vida y a la de nuestros hermanos.

Qué bueno y fecundo será entonces, comenzar nuevamente a tomar la Palabra de Dios, leerla, escucharla cada día, darnos y darle tiempo de nuestro día al Señor para que el nos haga más hijos, más hermanos.

Estamos llamados y queremos conocer, amar, seguir y anunciar a Jesús, pero no sólo de oídas, no sólo por lo que dicen los demás de él, sino también escuchándolo a Él, sentándonos con su Palabra, dejando que Él nos hable.

Dios nos habla, orienta, fortalece, transforma y nos da Vida Plena por medio de su Palabra. Él nos habla día a día, en cada momento, él para cada momento de nuestra vida tiene una Palabra. ¿Cuántas veces lo buscas y te detienes para escucharlo?

Habla Señor que tu siervo escucha, danos la gracia de siempre buscarte estar deseosos de escucharte y de vivir tu Palabra.