Páginas

6 de junio


 San Marcos 12, 13-17

En el Evangelio de hoy,  la pregunta que le hacen algunos Fariseos a Jesús. Y la pregunta que le hacen es, si está permitido pagar el impuesto al Cesar o no. En el fondo, si es un pregunta con trampa, si al que abrazo la fe, le tiene que seguir interesando la sociedad. En el fondo si al que opto por la religión, le tiene que seguir importando el prójimo en cuanto al horizonte del bien común.

Que importante es que nosotros descubramos que no vamos a ser plenos, felices como personas si no nos comprometemos con la sociedad, si no entendemos que el bien común es mucho más importante que el bien particular. Donde cuando nos encerramos en nuestros propios encierros, cuando nos quedamos anquilosados en nuestros autismos, estamos perdiendo no solo nuestra alegría y nuestro horizonte real y oportuno, sino que también estamos dejando un espacio en la sociedad y en el bien común no sabemos a qué tendencias o a que intereses. Por eso esto de si está permitido pagar el impuesto al Cesar, Jesús lo responde maravillosamente: “Den al Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

Por eso no hay otra alternativa que aunque a veces nos equivoquemos, pero si dejándonos orientar por gente que nos puede ayudar estemos actuando en distintas cosas de la sociedad,

puede ser desde un grupo parroquial, desde un compromiso con algún movimiento de Iglesia, desde una cercanía afectiva o efectiva,

 desde una realidad donde la lectura del Evangelio y la palabra de Dios podamos aplicarlo en lo cotidiano y en la sociedad, pero también puede ser insertándonos en distintas actividades por el bien común que a veces una fundación o una ONG pueden también a los jóvenes brindarles ese horizonte y también pudiendo comprometernos con algo del bien común en política,

entendiendo Política con mayúscula por supuesto, el arte del bien común donde hay espacios vacíos donde deben llenarlos muchos jóvenes, con sus lindas ilusiones, con las frescuras de sus compromisos y con el no estar atado a intereses que a veces mezquinan esta noble actividad, que es la actividad del bien común.