San Juan
14,21-26
En el
evangelio de hoy Jesús nos asegura que vendrá junto con el Padre y habitará en
quienes lo amen y cumplan su Palabra. ¿Alguna vez te imaginaste
"habitado" por Dios? El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos
habitan, viven dentro nuestro… Sólo Dios puede ser tan grande de hacerse tan
pequeño
Qué
interesante es saber que Dios por
elección libre suya elige vivir dentro nuestro. Muchas veces nosotros nos
creemos que valemos poco, que "si fuera más linda o más fachero yo
…"; que "si tuviera un mejor trabajo…", que "si fuera un
poco más inteligente…" y sin embargo el mismo Dios, así como estamos,
desea venir e instalarse en nuestro corazón y en nuestra vida.
Él desea
nuestro corazón, no sólo alguna parte nuestra, algunas horas… elige morar en
nuestro corazón porque ahí está la centralidad del hombre. El quiere venir a
ocupar el lugar central de tu vida para desde ahí transformarla. No significa
que tu vida esté mal, sino que quiere darle un nuevo brillo, más vitalidad y
más espesura. "La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den mucho
fruto" escuchábamos en el evangelio de ayer.
Por lo tanto
El Espíritu Santo no es ni una energía, ni una paloma volando, ni una luz
agradable; es una persona, una persona divina, una de las personas de la
trinidad, Dios mismo. Eso significa que dentro nuestro, en lo más profundo de
nuestros corazones, desde el bautismo habita la presencia de Dios, es Dios que
convive con nosotros, es su presencia la que nos diviniza, la que nos va
transformando desde adentro, transformación que se hará plena el día de nuestra
muerte, ahí el Espíritu Santo revelará todo su poder y nos sacará de la tumba
tal cual como lo hizo con Jesús.
Esta es
nuestra esperanza, esto es lo que nos sostiene. En esto se establece nuestra
religión, en que, desde ahora, vivimos en una relación única y personal con
Dios, que se hace plena en la comunidad, cuando compartimos con otros esa misma
vida divina.
He aquí otra
característica de nuestra fe, de nuestra religión, la vida de Dios no se puede
guardar, no se puede esconder, no se puede ocultar, en Cristo lo que se da
crece, lo que se encierra, se muere y se pierde.
Que hoy
puedas encontrarte con este Dios que eligió hacer su casa en medio nuestro