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22 de mayo


 

San Juan 16, 29-33

Santa Rita de Casia

La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo.

Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. La casa natal de Sta. Rita está cerca del pueblito de Cascia, en el  centro de Italia.

Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas, vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del mundo parecían más grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran resolver.

Nacida de devotos padres, a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre. Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.

A pesar de que santa Rita murió hace ya más de 400 años, su devoción sigue aumentando cada día. En este momento en el que vivimos, con la incertidumbre ante la recuperación económica y la amenaza que existe sobre los trabajos y los hogares, santa Rita es la santa ideal para ofrecer esperanza a cualquiera que experimente dificultades en su vida. Ella fue esposa, madre y viuda antes de convertirse en monja. Conoció el dolor de perder a su esposo, que fue asesinado, y en el espacio de un año perdió también a sus hijos por enfermedad. En su vida religiosa experimentó dolor y sufrimiento a causa de la espina que llevaba clavada en la frente, con la que permaneció hasta el momento de su muerte.