Páginas

23 de mayo


 San Juan 17, 1-11

Habiendo celebrado la Ascensión de Jesús al cielo, contemplándolo Glorioso y viviente a la derecha del Padre y en nosotros y esperando el don de su Espíritu Santo, hoy escuchamos el comienzo de esta hermosa oración Sacerdotal de Jesús.

Jesús ora al padre, intercediendo y ofreciéndole su pasión y muerte, modelo de oración para cada uno de nosotros. Hoy El señor ora al padre pidiendo: Glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a Ti, para luego pedir y rogar por aquellos que el Eligio, sus discípulos, aquellos que fueron llamados y que creyeron en Él como enviado del Padre.

Hermosa oración de Jesús, de alabanza, de adoración, de reconocimiento, de pedido que nos invita también a nosotros a orar siempre, que nos enseña también a dirigirnos a nuestro Padre Dios, como hijos en el Hijo.

Cuánto se transformaría nuestra vida si tuviésemos cuidado en nuestra oración cotidiana, no solo para recitar oraciones, sino también para orar, como lo hace Jesús, porque Orar es estar en todas nuestras tareas y cosas cotidianas sin perder la interioridad, la mirada sobrenatural de las cosas, como nos dice Santa Teresa de Jesús: “Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.”

Poder contemplar y reconocer a Dios en cada acontecimiento, en cada situación, ofreciendo a Dios por medio de Jesús, cada una de nuestras penas y alegrías, cada uno de nuestros fracasos y logros, intercediendo por nuestros hermanos, ¡¡¡por sus necesidades…y cuanto que hay por interceder!!  esa es la tarea, porque orar es hablar con Aquel que sabemos que nos Ama.

Que desde la oración cotidiana y el obrar cotidiano y comprometido, podamos experimentar la Vida Eterna, conocer al Dios Verdadero y a su enviado Jesucristo.