San Marcos 1, 21-28
Marcos,
aquí, muy al principio de su Evangelio, presenta a Jesús en oposición a los
escribas, como hace a lo largo de todo el Evangelio. Marcos también presenta a
Jesús con "autoridad" o "poder" sobre los elementos físicos
y espirituales. Puede curar, calmar el mar y los vientos, así como las almas y
los espíritus.
Así que en
nuestro Evangelio para la Liturgia Eucarística de hoy, Jesús entra en la
sinagoga comenzando su sustitución de los líderes religiosos exactamente en su
cancha. Por supuesto, han estado oyendo hablar de sus enseñanzas y
"grandes obras" realizadas en otros lugares. Esto prepara el
escenario para un gesto autoritario de "expulsión".
Hay un
endemoniado, poseído por espíritus malignos. Le preguntan a Jesús si los va a
expulsar, o no es tanto una pregunta como una afirmación sobre la
"autoridad" de Jesús. Los espíritus saben quién es Jesús y cuál es su
misión. A sus afirmaciones Jesús responde simplemente: "Cállate y sal de
él". Sí, ¡los Espíritus Malignos le obedecen!
La
"guerra interior" se ocurre entre el espíritu creador de Dios y el
espíritu no creador del Maligno. Es notable dentro de mí y de otras personas
creyentes que el Buen Espíritu nos aleja del "Estacionamiento
Espiritual" de permanecer paralizados con los temores de no tener
suficiente gasolina, llantas desinfladas, faros oscurecidos y baterías
quemadas.
Los demonios
del Mal no quieren, al principio, que los humanos hagan cosas malas, sino que
no hagan nada bueno, por no poder entrar en más vidas creadoras. Poco a poco,
centímetro a centímetro espiritual, nos pueden convencer de un no hacer nada
malo, pero tampoco nada bueno. Esos Espíritus de la "contra-creación"
se dirigen a Jesús, temiendo haber perdido su poder de des-crear a este
poseído.
El Buen
Espíritu de Jesús libera a esta persona para que vuelva a la "Autopista de
la Creación". No está escrito, pero el lector y oyente de este
acontecimiento sabe en su interior que hacer algo creativamente es la respuesta
del hombre y es la nuestra.