Ya estamos en los umbrales de la
navidad. La navidad es el cumplimiento de la promesa de parte de Dios nuestro
Padre. La navidad implica un nuevo nacimiento para cada uno de nosotros. Es
tiempo de tomar nuevamente conciencia de quienes somos, de nuestra misión como
cristianos en el mundo.
Hoy el evangelio nos relata el
nacimiento de Juan el Bautista, el más grande de los profetas, y el milagro por
el que Zacarías recobra la capacidad de hablar.
¡¡Qué hermoso
mensaje!! Ustedes saben, Zacarías es un nombre hebreo que significa “Aquel que
es la memoria de Dios” o “Aquel que Dios se acuerda” y sin embargo parece que a Zacarías le
falló la memoria en el templo cuando le hizo esa pregunta al angel fundada en su
incredulidad “¿Qué garantías me das?”. Parece que se olvidó de todos los gestos
de amor de parte de Dios al pueblo de Israel. Esa falta de memoria (no solo
falta de recuerdo), provocó incredulidad y esta obviamente lo llevó a la falta de esperanza. Zacarías ya
no esperaba nada de Dios, aunque lo seguía sirviendo en el templo.
La navidad
nos invita renovar nuestra esperanza en el Señor a no tener amnesia espiritual
o sea, la navidad nos ayuda a recuperar la memoria y darnos cuenta de que Dios
nunca nos abandona. Lo que le pasó a Zacarías nos puede pasar a nosotros
podemos entrar mil veces al templo pero sin esperar ya nada de Dios.
Pero el
Señor, a pesar de nuestra incredulidad, nos sigue amando, nos sigue acariciando
con la suavidad de la piel de un bebé. Se hace pequeño para mostrarte su
inmenso amor.
Hermoso sería que sientas la suavidad del Señor, para que puedas ser Juan entre las personas que te rodean. Juan significa “Aquel que es misericordioso, compasivo, dar gracia” ; que hermoso sería que usted mismo seas presencia de Dios entre los hombres que le devuelvas la memoria a tantas personas en tu comunidad y se acuerden que Dios siempre los acompaña.