Páginas

22 de diciembre

San Lucas 1,46-56

Este evangelio nos presenta ese hermoso cántico,  María se pone  a dar gracias a Dios, a cantar la grandeza.

Reconoce que todas las maravillas que se hacen en ella vienen de Dios. Reconoce a Dios como el autor de toda gracia. Se da cuenta que es elegida por Dios y por eso toma conciencia que forma parte de la historia de la salvación, que con su Si va a cambiar la vida de cada uno de nosotros.

La invitación que podemos hacer hoy es, a imagen de María, también reconocer nosotros, en la propia vida:

¿Qué nos ha regalado el Señor?

¿Qué maravillas ha realizado?

¿Somos agradecidos con Él?

¿Tomamos conciencia del paso de Dios por nuestras vidas?

¿Qué pide hoy, Dios con estos dones que nos ha regalado?

Porque sabemos que cada uno de nosotros tiene cosas buenas, recibidas de Dios. No hay nadie que pueda decir: “Yo no valgo”, “Yo no tengo nada positivo”.

Al contrario, cada uno de nosotros tenemos dones, riquezas, virtudes, e incluso me animaría a decir: “Más de uno” . Varias cosas que podemos poner al servicio del reino de Dios. Y generalmente, por no decir casi siempre, se da que cuando uno se gasta, se entrega por los demás, hace el bien, obras de caridad, y lo hace por pasión, por gusto.

Evidentemente el Señor no solo te premia, sino que hay una alegría en el corazón tan grande, que te dan más ganas todavía de salir, de seguir anunciando a Jesús, de misionar. En fin: de  realizar las distintas obras de misericordia y de caridad que el Espíritu Santo nos va suscitando.

Pidámosle al Señor, de la mano de María, en este día  la gracia de tener un corazón agradecido, un corazón en salida, un corazón con ganas de cambiar este mundo.