San Lucas 21, 20-28
El día de hoy conmemoramos a San Andrés Dung-Lac junto con
los otros 116 mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX. San Andrés
Dung-Lac nació en el seno de una familia no cristiana en Bac Ninh, en el actual
Vietnam.
que en aquella época
se conocía como Cochinchina. Su nombre civil era Dung An Trân. Su familia era
tan pobre que para poder subsistir al mudarse a Hanoi, lo vendieron.
Después de algunos periplos, tuvo la bendición de caer en
las manos de un misionero católico de Vinh Tri, donde San Andrés fue bautizado
e instruido.
Con el tiempo llegó a catequista, y prosiguió sus estudios
de teología; finalmente fue ordenado sacerdote en 1823. San Andrés Dung-Lac fue
adscrito entonces a la parroquia de Ke-Dâm.
Luego de varios años de tolerancia, en 1835 se desató en
Vietnam una cruel persecución anticristiana ordenada por el rey Minh-Mang. San
Andrés fue capturado y sentenciado a prisión, aunque pudo salir gracias a que
sus compañeros de la comunidad consiguieron pagar la fianza.
Para guardar mayor sigilo, San Andrés Dung-Lac adoptó
entonces un nombre diferente, pero no cejó en su misión apostólica, a pesar de
la prohibición.
Cuatro años después fue denunciado con el alcalde de Ke-Song
y volvió a ser arrestado, junto con San Pedro Truong Van Thi. La comunidad
consiguió las 200 piezas de plata que las autoridades exigían para dejarlos
libres, y pudieron salir de la cárcel.
Sin embargo, al poco tiempo, por reincidir en la fe, volvió
a ser hecho prisionero, pero esta vez lo llevaron a Hanoi, la ciudad principal.
Al rehusarse a renegar de su religión, San Andrés Dung-Lac
fue sometido a torturas y condenado a morir por decapitación.
Incluido entre los 117 mártires vietnamitas, San Andrés
Dung-Lac fue canonizado en 1988 por el papa Juan Pablo II.