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06 de septiembre


 San Lucas 6,12-19

En este pasaje del evangelio de Lucas vemos  Jesús elige a los doce, es decir, a sus colaboradores. Pero antes de tomar una decisión tan importante, se fue a rezar al monte, es decir se retiró a un lugar apartado a rezar. Jesús nos enseña que antes de tomar decisiones importantes hay que rezar, hay que ponerse en las manos del Padre, con un corazón filial, en una actitud reverente de verdaderos hijos que se sienten ante                                                                 un Padre, que el Padre nunca los abandona.

Para nosotros es trascendental tener en cuenta que siempre antes de actuar, o tomar decisiones, podamos estar en las manos de Dios. Por eso es importante para rezar tener tres actitudes, que es las que siempre tenía Jesús y nos enseña con su ejemplo.

En primer lugar, para rezar tenemos que estar en paz con los hermanos. Si estamos con el corazón rencoroso, o tenemos alguna rebeldía o estamos peleados con alguien o simplemente estamos enojados, es muy difícil rezar. Primero hay que estar en paz con los hermanos.

En segundo lugar, la oración hay que hacerla con humildad, es decir sabiendo que con Dios somos todos, sin Dios no somos nada, solitos no podemos llevarnos el mundo por delante

Y en tercer lugar con confianza, como el amigo inoportuno del evangelio. ¿Se acuerdan? Que pedía que le vendieran tres panes y no se los vendían y al final por la insistencia se los dan.

Ojalá nosotros también podamos tener la lucidez del corazón, para ponerse en las manos de Dios, para poder encontrarse con él, antes de dar un paso pequeño o grande en la vida.