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5 de septiembre

 

San Lucas 6, 6-11

Hoy, 5 de septiembre, celebramos la fiesta de Santa Teresa de Calcuta, canonizada hace 6 años (2016) por el Papa Francisco en una Misa celebrada en la Plaza de San Pedro.

La Santa albanesa murió exactamente hace 25 años, el 5 de septiembre de 1997, en Calcuta, India, a los 87 años de edad.

Santa Teresa de Calcuta, don para la Iglesia de hoy, constituye uno de los ejemplos más claros de cómo debemos amar a Cristo en el servicio a los más pobres, o a los “más pobres entre los pobres”, como ella los llamaba. Teresa de Calcuta, además, le dio una lección al mundo sobre cómo entender la pobreza. Para ella, la mayor pobreza no necesariamente se encuentra en los barrios humildes -como los de Calcuta-, sino también en todos aquellos lugares donde el amor está ausente, como en las sociedades en las que se permite el aborto.

Fue canonizada 13 años después por el Papa Francisco dentro de la celebración del Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia. En esa ocasión el Pontífice señaló que "Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Se ha comprometido en la defensa de la vida proclamando incesantemente que el ‘no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre’".

En una célebre entrevista, concedida poco tiempo antes de morir, Santa Teresa de Calcuta dejó este mensaje 1997: “Ámense los unos a los otros, como Jesús los ama. No tengo nada que añadir al mensaje que Jesús nos dejó. Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz”.

Por otro lado, en un día como hoy en 1992 fue mi ordenación sacerdotal, de la cual hoy cumplo 30 años. Han sido 30 años muy bendecidos y de los cuales estoy muy agradecido a Dios. Creo que hoy tengo más deseo de ser sacerdote que los que tenía en aquel año. Han  sido muchas las bendiciones y las experiencias muy enriquecedoras que he tenido  a lo largo de este tiempo.