LA GLORIA DE
DIOS VS. MI GLORIA
La realidad
del "liderazgo de servicio" aparece no sólo en el Nuevo Testamento
sino también en la vida de muchos grandes líderes y de muchas personas santas.
La historia
de nuestra Iglesia es la historia de miles de hombres Y mujeres que aprendieron
a servir Y murieron sirviendo a los necesitados.
La Madre
Teresa de Calcuta está considerada como una de las mayores humanistas del siglo
XX y la llamamos Santa Teresa de Calcuta.
"No
todos podemos hacer grandes cosas, dice la Madre Teresa, pero podemos hacer
pequeñas cosas con gran amor. Ella hizo grandes cosas con gran amor.
Tú y yo
también tenemos oportunidades de ejercer ese liderazgo de servicio. Puede ser
un encuentro casual de camino a Trader Joe's o a la iglesia o puede ser más
intencional cuando decides formar parte de un movimiento de la iglesia dedicado
a servir a los pobres.
El
líder-servidor pone a los demás antes que a sí mismo y actúa sobre esa base y
ayuda a cambiar el mundo para bien.
Nosotros,
los que estamos en la iglesia, tendemos a ser consumidores de religión, nos
encantan nuestras muchas devociones, somos fieles a nuestro banco asignado,
pero servir significa compromiso, servir significa olvidar nuestras cosas y
nuestro egoísmo.
El evangelio
de hoy es la historia de una madre que sólo quería lo mejor para sus hijos. Por
eso se acercó un día a Jesús con una petición audaz. "Quiero que mis dos
hijos ocupen los puestos de mayor honor en tu reino".
"¿Qué
queréis que haga por ellos? les preguntó Jesús. "Que uno de nosotros se
siente a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu gloria", le
respondieron.
Quieren
llegar a la cima de la escalera saltándose los peldaños inferiores. Quieren la
Pascua ignorando el Viernes Santo.
Ser
ambicioso no es malo, pero la ambición egoísta está mal. Santiago y Juan lo
pedían egoístamente. Seguían viviendo en la cárcel del yo.
Jesús les
ofrece sólo la copa del sufrimiento y un nuevo bautismo. Santiago y Juan sólo
conocían a Jesús, el hombre, no conocían a Jesús, el hijo de Dios.
Martin
Luther King predicó uno de sus sermones más memorables sobre el Evangelio de
hoy. Lo tituló: "El instinto del tambor mayor".
Y lo define:
"el deseo de estar al frente, el deseo de liderar el desfile, el deseo de
ser el primero".
Todos
nosotros tenemos este instinto mayor. Queremos ser los primeros, no sólo en
nuestra sociedad, sino también en nuestra iglesia e incluso en el reino de
Jesús. Le decimos a Jesús "quiero ser tu mano derecha".
Jesús vino a
salvarnos por amor. Su mensaje es sencillo. Dijo: "No he venido a ser
servido, sino a servir y a dar mi vida en rescate por muchos".