San Lucas 13, 1-9
Este evangelio nos relata en primer lugar el encuentro de
Jesús con algunas personas que le hacen un planteo: si la sangre de aquellos
galileos mezcladas con la de los sacrificios era una especie de reparación por
algo malo que habrían hecho. A la respuesta con un interrogante la responde el
mismo Jesús.
Sin embargo, fuera de Lucas 13,1, no hay información alguna
sobre una matanza de galileos producida en el Templo durante el ofrecimiento de
sacrificios. Ahora bien, muchos creen que éstos, asesinados o agredidos por
otras personas, o los que padecen las consecuencias de accidentes o catástrofes
naturales (13,4), están recibiendo el castigo de Dios por causa de su pecados.
Jesús enseña que ese dolor y esa muerte no es un castigo por
los pecados aunque no deja de advertir que se conviertan, porque correrán peor
suerte. ¡Por tanto, mientras es tiempo, que cambien de vida! (Lc. 13. 3.5)
La otra imagen del evangelio, es la parábola de la higuera
sin frutos. Jesús enseña que Dios da tiempo y auxilio para que la persona dé
los frutos que él espera de ella.
En este tiempo final de la historia de la salvación que
inauguró el Mesías, hasta que Él venga, es tiempo de decisión personal y de
frutos, los propios de un seguimiento fiel y alegre del Señor al que se espera.
Conversión y frutos es a lo que nos desafía el Señor en su
Palabra. Que el encuentro con Él, ahora en su Palabra y a lo largo del día nos
haga más cercanos y fecundos en el seguimiento.