San Lucas 10, 17-24
Hoy 7 de octubre se conmemora a la Bienaventurada Virgen
María del Santísimo Rosario. La Virgen del Rosario es Patrona de la Orden de
Predicadores y de varios países.
La historia se remonta al año 1208 cuando a Domingo de
Guzmán, un sacerdote español se le apareció la Virgen María en una capilla del
monasterio en Francia, con un rosario en las manos. Le enseñó a rezar y le dijo
que lo predicara entre los hombres. Luego de esta aparición, Domingo se lo
enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la
Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María.
En el siglo XVI, San Pío V instauró su conmemoración
litúrgica el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto,
en la que las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que estaban invadiendo
Europa, denominándola Nuestra Señora de las Victorias. Su sucesor, Gregorio
XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.
La Virgen de Lourdes en su aparición de 1858 y la de Fátima,
en 1917, pidieron a sus videntes que rezasen el rosario. Juan Pablo II
manifestó en 1978 que el rosario era su oración preferida, lo mismo afirmó el
Papa Francisco en 2016, quien aseguró que era la oración que acompañaba su
vida.
Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica
de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de
Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban,
enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se
extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la
Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a uno de sus miembros de la orden y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.