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10 de octubre

 

San Lucas 10, 38-42

 El evangelio de hoy nos plantea el tema de la actitud de ser discípulos y misioneros; también la identidad o la misión; la actividad y la oración. Bien sabemos que en nuestra vida cristiana lo ideal es el equilibrio entre ambas cosas:” Marta, Marta le dice Jesús, te inquietas y te agitas por muchas cosas y sin embargo una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.

 

¿Cuál es la mejor parte que eligió María? Ella se quedó a los pies de Jesús oyendo sus palabras, esta es la mejor parte, la posibilidad de escuchar la palabra de Jesús y convertirnos en discípulos.

 

En estos tiempos, pero no solo estos tiempos, desde siempre en que estamos acosados por tantas presiones, por tantas iniciativas que nos atrapan, que importante es como reconsiderar en nuestro corazón, en nuestras mentes, en nuestros sentidos que cuando esta la presencia del Señor fuerte en nuestras vidas, todo, toda gira en torno a él y por lo tanto estamos centrados en él.

 

Eso es en lo que estaba María, centrada en Jesús. No descentrada de Jesús, porque en otras cosas que son malas en sí mismas, pero que, si lo quitan a Jesús del medio, no es que se tomen malas, pero que de algún modo no es lo ideal, tenemos que volver a recentrarnos en el amor de Dios, en el amor de Jesús.

 

Ojalá que cada uno de ustedes pueda tener siempre la lucidez necesaria para encontrarse con Jesús.

 

Cada día en la oración personal, periódicamente en la oración comunitaria, en grupo, sobre todo si es lectura orante de la biblia y en la oración litúrgica, sobre todo semanalmente cuando comemos el pan de la palabra y nos encontramos con Jesús, como alimento de vida eterna en su cuerpo y en su sangre.