San Lucas 7, 11-17
Jesús no
deja de Caminar, de Callejear, llevando Vida, anunciando el Reino, es así como
llega a la ciudad de Naim, como nos relata en este día La Palabra.
Llegando a
la ciudad, se encuentra con un cortejo fúnebre, que llevan a enterrar a un
joven, hijo de una mujer viuda, al verla Jesús se conmovió y acercándose le
dijo: no llores, para luego sin que nadie se lo pidiera, devolverle la vida al
joven.
Jesús
detiene su caminar, y acercándose y
viendo lo que pasaba, se conmueve, dice la Palabra, es decir, siente y sufre lo
que esta mujer viuda está viviendo y sufriendo, se acerca, le habla, y luego
obra, toca el féretro, ordena que se levante, devuelve la Vida…
El Dios de
la Vida, se detiene, se conmueve, se acerca, toca la muerte, las situaciones de
muerte y devuelve Vida, Siempre. Se sigue deteniendo ante el peregrinar de tu
vida, también a nosotros nos trae Vida y nos la devuelve, también a nosotros
nos dice “no Llores”, también a ti te toca y te ordena, yo te lo ordeno, Levántate!
Sí, El Señor
puede dar Vida, a aquello que es muerte,
que nos paraliza, que no nos deja expresarnos, y que hace llorar y sufrir
muchas veces a nuestros seres queridos. ¡Que Bueno! Levántate porque el Señor
siempre se detiene ante tu vida y conmoviéndose, te toca, te pone de pie, te
libera y te devuelve la Palabra, te devuelve la vida.
Cuánto, por
otra parte, tenemos que seguir aprendiendo de Jesús…ante tantos dolores,
sufrimientos, muertes, también nosotros, detenernos, conmovernos, acercarnos,
llevar Vida, llevar a Jesús…
Cuantas
Madres llorando y cuantos hijos jóvenes en situación de muerte, sin poder
levantarse, sin poder ponerse de pie, cuantos que necesitamos o necesitan que
vos o que yo, que seamos presencia del Dios de la vida, que tocando, que
acompañando devolvamos vida.