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8 de junio


 San Marcos 12, 28-34

“Habla Señor que tu siervo escucha “Hermoso testimonio de un joven, del joven Samuel al sentirse llamado por su nombre, necesitamos escuchar la palabra que alimenta nuestro camino de fe, hacia la Pascua de la vida.

Hoy en el evangelio alguien pregunta a Jesús: ¿Cuál es el primero de los mandamientos? ¿Mandamientos?, ¿Para que sirven? ¿Es algo que nos toca, nos interesa?  ¿Es algo que nos eleva, si lo conocemos?  ¿O es algo que nos oprime?

Jesús que hoy nos abre su corazón de par en par y que nos mira con amor, diciendo mí nombre, tu nombre joven, el mío y el de todos. Y nos dice Amaras al señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas, este es el primero de los mandamientos y el segundo es Amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¡Qué importante no! Amaras a tu prójimo como a ti mismo, no hay amor más grande que estos dice Jesús. ¡Qué bueno!

Los tenemos que saber, los diez mandamientos son resumidos así, y son como las señales del amor, para no errar el camino de la fidelidad y del sentido de la vida.

Por eso para vivir con alegría y con sentido nuestra vida, la clave es el Amor, una vida sin este amor a Dios y a lo demás, se derrumba y cae en el egoísmo y en el abismo. 

Por eso Animo y miremos con amor a Jesús y digámosle hoy de una manera especial: Crea en mí un corazón nuevo, con la fuerza de tu amor y queremos amar como vos nos estas amando y si tenemos miedo digámosle: Señor a quien iremos si solo tú, tienes palabras de vida eterna.

En ti y contigo puedo encontrarme con la verdad de mi vida, por eso te invito en estos días, para descubrir la importancia de los mandamientos, a la luz de las bienaventuranzas y sobre todo a la luz del amor, porque es el amor el que construye, en cambio el egoísmo destruye y corrompe.