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11 de abril


 San Juan 20,11-18

El Evangelio de hoy Martes de la Octava de Pascua, es la aparición de Jesús a María Magdalena. ¿Cuál tiene que ser nuestra reflexión Pascual en estos días donde ya no hay pecado sino santidad por el espíritu de Jesús, ya no hay culpa sino redención por la sangre de Cristo, ya no hay suciedad sino limpieza del corazón? Cristo resucito y sigue resucitando, resucita aquí, hoy y ahora entre nosotros. Y podemos encontrar su presencia resucitada de muchas maneras, de algún modo en cualquier parte donde nazca la vida y triunfe el amor.

Para todos nosotros este es un enorme desafío, claro que para que nazca la vida y triunfe el amor, algo en alguien, en cada uno de nosotros tiene que morir. Pero ahora, Cristo que ha resucitado quiere resucitar en nosotros, Él está en estos días alentando su espíritu de vida en cada uno de nosotros. Y Él nos dice que no temamos, que descarguemos en Él nuestros pesos y nuestros pecados, que Él nos da perdón y mucha gracia, nos dice que nos despojemos de la tristeza y nos vistamos de la alegría, que superemos las desilusiones y nos llenemos de esperanza, que dejemos cambiar nuestro corazón, que nuestro corazón no sea endurecido sino grande y misericordioso.

Hoy nos llama el Señor en esta aparición a María Magdalena, a que vivamos de manera pascual, de manera resucitada. Eso lo pide el mundo de hoy, eso lo pide esta sociedad malherida por tantas cargas que la van quebrando, lleguemos a ser testigos de la resurrección de Cristo en un mundo violento y corrupto, llenémonos de su paz y salgamos a sembrarla, llenémonos del amor de Jesús resucitado y contagiémoslo donde estemos yendo, donde nos toque actuar. Luchemos contra las fuerzas malignas, yo diría, de la injusticia y sintamos que el Señor nos dice “No temas, yo estoy contigo”.

Pidámosle a Cristo resucitado que nos recree, que nos alegre, que nos encienda, que nos contagie, que haga de cada uno de nosotros instrumentos de resurrección. Quiera el Señor entonces darnos a todos nosotros, sus hijos y a todo el mundo la posibilidad de ser portavoces de una noticia cargada de esperanza. La muerte no termina en nada, la muerte es un paso hacia la vida porque Cristo ha resucitado.