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28 de marzo


 San Juan 8, 21-30

La Palabra de este día, que nos llega por medio de San Juan, nos muestra, como hemos percibido de modo especial en esta cuaresma, la grieta creciente entre los Fariseos y Jesús.

Las acciones, los milagros, las palabras de Jesús no son suficiente para que ellos puedan reconocerlo, sino que, por el contrario, cierran cada vez más, paradójicamente, sus corazones, por eso Jesús claramente les dice, “Ustedes son de aquí abajo, Yo Soy de lo alto, ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo y …por eso morirán en sus pecados…porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados.

Los fariseos no obstante siguen sin entender, sin creer y cerrándose cada vez más en su bronca, en su odio contra Jesús, sin embargo, muchos de los que lo escuchaban, empezaron a creer…Jesús sigue anunciando, proclamando… “Cuando ustedes hayan levantado en alto al hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y digo lo que el Padre me enseño”

Llegando ya a las puertas de la semana Santa, en este tiempo de Gracia, la Palabra del Señor viene a interpelarnos, a mover nuestro corazón, a sacudirlo, para que no se nos pase de largo la Gracia, la Misericordia, la Salvación.

Cuántas veces aun reconociéndonos creyentes, quizás no cerramos el corazón del todo a Dios, pero si, nos acostumbramos a Él y dejamos para mañana, no lo escuchamos, no le pedimos perdón, no le creemos y nos entretenemos con las cosas del mundo, nos olvidamos del cielo, sólo confiamos en nosotros y por eso mismo no nos dejamos abrazar por este Dios que nos Salva, escuchamos la Palabra pero Ella ya no nos interpela…también nuestra vida de fe, necesita conversión, misericordia, renovarse y aumentarse.

Señor Jesús tú que te manifiestas y revelas a diario en nuestra vida, tú que siempre eres fiel a la voluntad del Padre, sigue mostrándonos tu misericordia y entregándote para salvarnos, danos un corazón humilde, danos un corazón atento, ayúdanos a creer en ti, convirtiéndonos, volviendo nuestra vida a Ti.

Que el Señor encuentre en ti un corazón abierto y creyente, que experimentes su misericordia.