San Marcos 3, 22-30
Cada 24 de
enero la iglesia rinde homenaje a San Francisco de Sales, patrón de los
periodistas. Gracias a su labor redactando panfletos de la Doctrina de la
Iglesia aumentó el número de personas que se convirtieron al catolicismo y,
según los escritos, su última palabra antes de morir fue "Jesús".
San Francisco nació en el castillo de Sales,
en la antigua región francesa de Saboya, en 1567; aunque fue bautizado como
Francisco Buenaventura. En 1878, el papa Pío IX condecoró algunas de sus obras,
como 'Las controversias', 'La Introducción a la Vida Devota' y 'El Tratado del
Amor de Dios', como auténticos tesoros de sabiduría, por lo que le nombró
Doctor de la Iglesia, apodado como 'Doctor de la amabilidad'.
Según los
escritos, San Francisco era conocido desde pequeño por su mal genio, pero a lo
largo de toda su juventud luchó por dominar este plano tan negativo de su
personalidad.
De hecho, en uno de sus muchos escritos, dejó
reflejada la importancia de la amabilidad en la defensa de la fe religiosa:
"No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros
hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y
sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto
des en tu corazón entrada al enojo".
Pero ¿por qué se le considera patrono de los
escritores y los periodistas? Para los sacerdotes de la Edad Moderna, Francisco
de Sales no se destacó por su mal genio, sino por su habilidad en la escritura
y el don de la palabra. Además de su doctorado en Humanidades y Leyes, el santo
realizó una intensa carrera literaria incluso mientras ejercía de obispo de
Ginebra, un ejemplo de ello son las obras 'Defensa del estandarte de la Cruz',
'Sermones' y 'Cartas'