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7 de julio


 San Mateo 10,7-15

Hoy el evangelio nos presenta a Jesús que envía a los discípulos a la misión; en el mandato a ellos también entramos nosotros, discípulos y misioneros de nuestro tiempo.  Jesús nos envía a la misión y a la vida livianos, sin mucho equipaje: "No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón". Necesita que vayamos livianos, para que pueda entrar Él.

Quienes tienen la experiencia de salir a misionar, saben que no hay nada más importante que llevar a Jesús. Es Él quien toma la iniciativa y quien en definitiva misiona… nosotros simplemente somos instrumentos suyos.

Hoy el Señor viene a recordarnos que "sin mí nada pueden",  que nuestra confianza tiene que estar en Él y no en las cosas con las que llenamos nuestras mochilas de viaje: provisiones, plata, obligaciones, presiones, seguridades, estructuras.  Le pedimos que venga en este día y que ocupe el lugar que le pertenece, el centro de nuestras vidas. En sus manos nuestras vidas están seguras y podemos caminar con confianza, salir a la misión de la vida livianos de equipaje, con la certeza de que Él camina con nosotros.

Como nos dice el documento de Aparecida, "conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir una persona; haberlo encontrado es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo” .