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5 de julio

San Mateo, 9, 32-38

En esta escena bíblica a Jesús le presentan un endemoniado mudo. Jesús lo cura. Muchos quedan asombrados del Poder de Jesús y se decían que nunca se había visto algo así en Israel. Pero aparecen también los fariseos cuestionando la acción de Jesús, poniendo en dudas, poniendo trabas para que su Obra no siguiera en el anuncio por todos los pueblos y ciudades.

 Sin embargo, Jesús está convencido de su Misión: que todos los hombres se salven. Y en esa misión estamos incluidos cada uno de nosotros. Seremos aceptados por muchos y por otros quizás no. Pero la Gracia del Señor es la que nos acompaña para seguirlo anunciando en todo momento.

Después relata el evangelio que Jesús se compadece de la multitud porque los ve fatigados y abatidos como ovejas sin pastor. Y allí es cuando dice” la mies es mucha pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe más obreros a su Mies.

En este día te pedimos, Señor, por todas las vocaciones sacerdotales, religiosas, laicales, misioneras, matrimoniales. Para que sean cada vez más los Obreros del Reino del Señor. Te pedimos que nos concedas la Gracia de poder ser verdaderos misioneros anunciadores y servidores del Reino.