Páginas

19 de julio


 San Mateo 12, 46-50

El evangelio es para hacerlo vida, para vivir la felicidad, a plenitud de nuestra vida cristiana. En este día recordamos la presentación de la virgen María en el templo.

Nos pone el evangelio la figura de quien es tu madre, quien es tu hermano. Cuando buscaban a Jesús y le decían “tu madre, hermanos y parientes están afuera y te buscan”; el Señor dice, “ mi madre, y  mis hermanos; son aquellos que escuchan la palabra,  la practican y  hace la voluntad de mi padre”.

 Podríamos decir que por doble excelencia la virgen es madre, por sangre y también por fidelidad a la palabra. Nuestra relación con Jesús no solo es por estar bautizados, sino también por nuestra fidelidad al evangelio.

Esta palabra es una gran enseñanza, el señor señala a sus discípulos, a los que vivimos la palabra, los que la encarnamos.

 Es un desafío para todos nosotros vivir esta relación espiritual, íntima con Jesús, cuando vivimos la familia, ser parte de los discípulos de Dios es ser parte de esta familia que escuchamos la palabra y la ponemos en obra, toda la palabra, no alguna parte.

 Esto es importante que los cristianos entendamos, que estamos llamados a encarnar todo el evangelio, con la exigencia que implica.

 A veces dejamos como puertas abiertas, o creemos casi inconscientemente que no podemos vivir todo el evangelio, que algunas cosas son imposible, sin embargo el evangelio está llamado para ser vivido todo y por todos.

Pidamos a la virgen María que nos ayude, nos tome de su mano para presentar nuestra vida, nuestras cosas cotidianas, para encarnar la palabra, para ser aquellos discípulos que el Señor señala, que muestra con sus manos, que escuchamos la palabra y la ponemos en práctica. Que Dios nos bendiga.