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26 de abril

San Juan 3,7b-15

Espero que el Resucitado haya encendido y renovado tu corazón. La Palabra de igual modo, nos sigue iluminando y haciendo arder el corazón, para experimentar, reconocer y celebrar al Viviente en nuestras vidas

Durante estos días, escuchamos del capítulo tercero de Juan, el encuentro de Jesús con Nicodemo. Te aseguro dice Jesús, tienes que nacer de lo alto y ante la incomprensión de Nicodemo, Jesús responde: hablamos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes lo rechazan… El Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto para que todo el que crea en Él tenga vida eterna…

El Resucitado se acerca hasta nosotros, para atraernos, para darnos Vida en abundancia, para liberarnos de nuestros miedos y estructuras que muchas veces impiden su obrar en nosotros.

Nacer de nuevo, creer en el hijo del hombre es nuestra tarea, en este tiempo, poniendo nuestra mirada en Jesús muerto y resucitado. Nacer de nuevo, sumergirse en el corazón traspasado del Señor, dejando que el nos purifique la mirada y aumente nuestra Fe. Creer en Él, para tener Vida Eterna, mirarlo, contemplarlo, dejarse mirar por el Señor, escucharlo.

El Señor Resucitado y Misericordioso se sigue manifestando y regalando Vida Eterna en cada situación de nuestra vida y del mundo. Me pregunto si ¿Seremos capaces de dejar de mirar el celular, nuestro querer, nuestra vida, para levantar la mirada hacia Él, seremos capaces de creer y creerle? ¿O por el contrario seguiremos rechazando su testimonio, su Testimonio, ¿privándonos de renacer?…

Señor Jesús, como Nicodemo queremos acercarnos a ti, creyendo en que puedes hacernos nacer de nuevo, te pedimos que aumentes nuestra Fe, para que podamos verte, contemplarte, reconocerte en cada acontecimiento de nuestra vida.