San Juan 15, 12-17
En el evangelio de
este día se nos presenta la clave para
la salvación: el amor entre nosotros y por supuesto hacia Dios. Este
mandamiento importante, principal, que nos ubica en la vida, nos marca la
prioridad, este trato preferencial que tiene Jesús con nosotros “ya no los
llamo servidores, los llamo amigos, soy yo el que los elegí” nos va a decir
Jesús.
Cuando uno se sabe elegido, querido, amado, sostenido por Dios la vida de uno no puede seguir igual, cambiamos, nos damos cuenta que frente a ese amor inigualable que Dios nos tiene estamos llamados a una misión, estamos llamados a dar ese fruto abundante que nos propone el evangelio de hoy. Y por supuesto dice el evangelio que ese fruto va a ser duradero, va a ser para siempre, claro, cada obra de amor que hagamos aquí en la tierra tiene su correlato en el cielo, vamos a encontrar esa obra de amor, esas obras de amor transformadas en lo que será ya luego la Vida Eterna, lo que será el encuentro con Jesús.
Que importante es tener presente entonces esto que dice
Jesús “no son ustedes los que me eligieron a mi sino yo el que los elegí a
ustedes” esa elección divina en la cual somos los preferidos de Dios, si cada
uno de nosotros pudiera reconocer esto y saberse exclusivamente elegido por
Dios para una misión nuestras vidas sin duda que cambian y se prepárense
disponen para lo nuevo que Dios quiere hacer en nosotros.
En este tiempo de pascua recordar entonces que sólo Cristo
hace nuevas todas las cosas. A Él le pedimos entonces la gracia de tener un
corazón siempre enamorado de Él.