Páginas

13 de abril

San Lucas 24,35-48.

Hoy la Iglesia nos regala, en el Evangelio de Lucas, esta aparición de Jesús.

Jesús que se hace presente en medio de sus discípulos, y los discípulos tienen un miedo muy grande: el miedo de que Jesús sea un fantasma sea algo distinto a ellos; lo que produce mucho temor, por eso dice el texto: los dejó atónitos. Y Jesús ahí nomás les responde: ¿por qué tienen miedo?, soy yo. ¿No ven que este soy yo? Tóquenme, véanme… Es más: quiero comer, ¿tienen algo para comer? Y dice el texto que tomó el alimento y lo comió delante de ellos.

 Es un texto que nos recuerda algo grande. Nos recuerda que Dios ha hecho una opción por la humanidad; y a pesar de su Pasión y de su Muerte no se desencantó de la humanidad, sino que sigue optando por la humanidad. Resucitado sigue entre nosotros, sigue acercándose a nosotros. Es como que da otra oportunidad; es como que el Señor sigue poniendo su mirada, deteniendo su mirada sobre nosotros.

Hoy, a la luz de este Evangelio, es un día para alegrarse mucho, alegrarse por tener este Dios que tiene una mirada de esperanza sobre nosotros, que confía en nosotros más de lo que nosotros confiamos en nosotros mismos; un Dios que sigue apostando por nosotros.

Y, a la vez, este Evangelio nos regala una nueva mirada sobre nosotros: si en mis lugares de vida: en mi familia, en mi trabajo, entre mis amigos, en mi lugar de estudio… hay o hubo situaciones de muerte, situaciones de dolor, de tristeza, si sufrí heridas… este Evangelio me dice: ¡sigue apostando por los tuyos, sigue jugándote por ellos, otra oportunidad, sigue creciendo; sigue, juntos, madurando!

Un Evangelio que llena la mirada y la vida de esperanza.