Páginas

3 de febrero


 San  Marcos 6,14-29

El Evangelio de hoy se centra en la historia de Juan el Bautista, Herodes y la esposa ilegítima de Herodes, Herodías.  Juan había criticado públicamente a ambos por tener una unión ilícita.  Naturalmente, Herodes y Herodías se enfadaron con Juan y su censura.  ¿Quién se creía Juan?  Herodías estaba tan enfadada con Juan que quería matarlo.  Sin embargo, Herodes creía que Juan era un hombre santo y disfrutaba escuchándolo predicar. Por eso se negó a que lo arrestaran.

Con motivo de su cumpleaños, Herodías ofreció un gran banquete a Herodes. Sin embargo, Herodías tenía otros planes: había urdido un plan para salirse con la suya.  Durante el banquete, la hija de Herodes vino y bailó para Herodes y sus invitados.  Herodes estaba muy contento con su hija y quería darle las gracias.  Le dijo a su hija que podía pedirle cualquier cosa y él se la daría.  Cuando su hija consultó con su madre, Herodías le dijo que pidiera la cabeza de Juan el Bautista servida en una bandeja.  Su hija así lo hizo.

Herodes estaba en un dilema.  Había dicho públicamente a la hija de Herodías  que le daría todo lo que deseara, pero sentía un gran respeto por Juan.  ¿Cómo podía negarse a la petición de su hija?  Al final, Herodes cedió e hizo lo que su hija le había pedido y mandó decapitar a Juan el Bautista.

Juan es un maravilloso modelo y guía para nosotros.  Habló claro ante la injusticia.  Juan no complació a la realeza ni a la riqueza.  Juan arriesgó su vida por lo que creía.  ¿Defendemos lo que creemos, especialmente si nuestras opiniones o pensamientos se desvían de la norma, o guardamos silencio?  Si nos preguntan directamente, ¿falsificamos nuestra respuesta?   ¿Simplemente evitamos la pregunta?

Supongo que a la mayoría de nosotros no nos gusta decir o hacer lo difícil.  Sin embargo, si nos consideramos seguidores de Jesús, puede ser necesario que digamos la verdad en la que creemos, incluso cuando no sea la opinión popular. Pidamos hoy a Jesús la valentía de decir y actuar según nuestras convicciones, aunque eso pueda molestar a alguien.  Pidamos hoy a Juan que comparta con nosotros su valentía, honestidad y franqueza.