Páginas

28 de julio


 Mateo 13,47-53

Esta parábola es muy parecida a del trigo y la cizaña. Siempre hay aquellos que desean una Iglesia que incluya solo gente buena, donde los malos quedan afuera. No se dan cuenta que probablemente quedaría vacía, ya que Dios ha querido ser misericordioso y paciente con los pecadores, dejando el juicio para el final. ¿No somos todos pecadores, llamados por Dios para aceptar su misericordia en nuestras vidas y en las de otros?

Jesús dice: el miembro del reino es el administrador sabio que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo. La Iglesia está en muchos lugares atormentada por conflictos profundos entre liberales y conservadores, tradicionalistas e innovadores. Jesús nos invita a ser sabios, capaces de discernir lo que es valioso, sea nuevo o viejo.

El Reino de los Cielos es el gran proyecto de amor de Dios para nosotros; el Reino de los Cielos debería ser el gran motivo por el cual todos viviéramos, el motivo de todos nuestros esfuerzos y trabajos. Todo lo que piense y haga debería a estar orientado a ver si eso me acerca o me aleja del Reino de Dios.

Por lo que nos dice la Palabra de Dios, los que entrarán al Reino de los Cielos serán sólo los buenos. Y los malos serán rechazados, no sólo no entrarán, sino que al no entrar llorarán y sufrirán hasta las últimas consecuencias.

Y Jesús nos pregunta ¿Entienden bien esto? Porque si todos entendieran esto todo sería distinto, sería mucho mejor. Pero no es así y estamos en la lucha.

Pidamos la gracia en este día de ser buenos y hacer las cosas bien, de tal manera que podamos entrar y trabajar todos por el Reino de los Cielos. ¡Ánimo y muchas fuerzas que la recompensa es muy grande, es Dios!